López Obrador es reptil de tempestades; chapotea en lodo por la presión pública que lo obligó a presentar sus declaraciones patrimonial, fiscal y de intereses. “Lástima que lo revelado siembra dudas y lo coloca en el umbral de parecer mentiroso”, comenta el periodista Raymundo Riva Palacio, en El Financiero.
Según su declaración #3de3, el mesías de Macuspana gana 600 mil pesos al año como dirigente de Morena; 50 mil al mes, nada más.
¿De qué vivió El Peje entre julio de 2012 y noviembre de 2015 cuando no tenía trabajo fijo; ¿de ‘coperachas’, dádivas y limosnas?
¡Ah!, ya se… durante su ‘sabático’ forzoso recibía buena ‘lana’ en pesos y dólares por ofrecer conferencias, y regalías por 120 mil libros vendidos… dinero que por cierto no aparece en su declaración fiscal.
¿Andrés Manuel falsea ingresos?
¿Pues no que es paladín de la virtuosa ‘honestidad valiente’?
Otra vez ¡ah!… ya se, todo sus gastos alguien los pagó. Sí, ¿pero quién? La pregunta queda sin respuesta en la declaración de intereses entregada al Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), organización civil sin facultades para investigar la validez de la información proporcionada, al no existir la Fiscalía Anticorrupción; si acaso el SAT se atreve, sería la única institución que podría determinar si El Peje evadió impuestos.
Mientras, PRI y PAN acusan a López Obrador de opaco, mentiroso y falso.
El Peje mitiga la roncha con parche retórico: “los corruptos, cínicos e hipócritas de la mafia del PRIAN, socios y achichincles están ‘enchilados’, no aceptan mi declaración de bienes (…) no tengo casas ni cuentas bancarias ni tarjeta de crédito ni vehículo propio, pero ellos sí tienen mansiones en México y el extranjero… yo no soy como ellos”.
Pero la mejor defensa es el contraataque amplificado por al apoyo de legiones de seguidores altamente reactivos en redes sociales, prestos a tundir críticos con ‘gorgojo’…
Mi ‘dedito’ señala al ‘rayito de esperanza’ por hablador y tramposo; hábil en darle vuelta a todo como mejor le convenga; bajo el rigor de su credo evangélico sólo ve realidades maniqueas, en blanco o negro, sin matices…
Algunos medios de comunicación lo tratan con más miedo que respeto, no le exigen a riesgo de ser tachados de corifeos rabiosos a sueldo del poder.
“Conminarlo a no engañar ni mentir es imperativo ético. Si AMLO aspira a Presidente está obligado a ser un contendiente serio, de ‘honestidad valiente’. Si mantiene opacidad y maña mal haríamos en dejarlo moverse con total impunidad”, sentencia Raymundo Riva Palacio.
EL MONJE ROTUNDO: “Seré Peje pero no ‘lagarto’, no tengo nada que ver con la corrupción”, presume. Sin embargo los vacíos en su #3de3 despiertan dudas… y la duda ofende.