La nadadora húngara Katinka Hosszú, triple campeona olímpica en Río de Janeiro, se convirtió en una heroína en su país y dio tal baño de oro al equipo centroeuropeo que está situado tercero en el medallero.
Hungría tiene cuatro oros, una plata y un bronce; y la prensa no ahorra elogios, como «fantástica», «insuperable» o «Katinka Nacional» cuando hablan de los éxitos de Hosszú, campeona en 400 estilos, 100 espalda y 200 estilos.
Hosszú con sus tres oros ocuparía el noveno puesto en el medallero por naciones, recuerdan los comentaristas deportivos húngaros, que no olvidan tampoco el oro de Emese Szász (esgrima), la plata de Géza Imre (esgrima) y el bronce de Tamás Kenderesi (natación).
La herencia familiar de la natación viene de su abuelo, László Bakos, que fue su entrenador en los inicios de su carrera como deportista y su primer campeonato nacional de su categoría lo ganó en 2003, con 14 años.
La «dama de hierro», como se llama ella misma por su capacidad para participar en numerosas pruebas y competiciones, es actualmente la deportista más popular en Hungría.
La de Hosszú es una historia de superación ya que después de los Juegos Olímpicos de Pekín se planteó abandonar porque no alcanzaba los resultados que esperaba.
Tampoco en Londres 2012 logró una medalla olímpica, pese a los buenos resultados que había tenido años antes.
En 2009, en el mundial de Roma, ya logró una medalla de oro con un récord mundial en 400 estilos y comenzó a prepararse en EU, entrenada por David Salo, mientras estudiaba psicología en Los Ángeles.
En 2012 conoció a su actual entrenador y marido, el también estadunidense Shane Tusup, con quien creó un sistema de preparación centrado en lo físico y un estilo de natación calificado por muchos como poco estético, pero efectivo.
La Liga Europea de Natación (LEN) la eligió mejor nadadora de 2013, y la Federación Internacional como la mejor de 2014 y 2015.
Durante estos Juegos Olímpicos la prensa ya cambió su apodo por el de «dama de oro» y en las redes sociales como Facebook e Instagram son muchos los que la consideran un ejemplo de superación y comparten su alegría al haber logrado por fin resarcirse en unos Juegos Olímpicos.
Y es que su palmarés, con más de 50 medallas en grandes competiciones internacionales, estaba incompleto sin un metal en unos Juegos.
Atrás han quedado algunos conflictos con la federación de su país, con la que tuvo una disputa al pedir mejores condiciones para la preparación de los nadadores y hasta rechazó participar en la campaña del mundial de natación que se organizará en Budapest en 2017.
Ese conflicto ya es agua pasada y la misma federación rechazó las acusaciones de dopaje de la revista Swimming World Magazine de EU después de que Hosszú batiera en Río el récord de 400 por un margen de dos segundos (4:26:36).
Fuente: Excélsior