La ciencia ficción no hubiera sido uno de los géneros literarios con mayor peso imaginativo, de no haber contado con la presencia del escritor y filósofo británico Herbert George Wells, genial inventor de una nueva realidad. Wells fue reconocido mundialmente por sus obras y guiones cinematográficos. ¿Recuerdan “La máquina del tiempo”, “El hombre invisible” y “La guerra de los mundos”? Son obras fundamentales y clásicas de la cultura moderna. Sin ellas muchos de nosotros no entenderíamos los horrores de las guerras del siglo pasado. Aun cuando no estuvo de acuerdo con muchos de sus críticos y detractores gratuitos, sus admiradores los han considerado como un genial escritor profético. H. G. Wells murió el 13 de agosto de 1946, después de una larga y prolífica vida de 80 años. Pocos escritores merecen que se les recuerde -entre la imaginación, el asombro y la reflexión- como uno de los grandes que ha sobrepasado su tiempo.
De esta generación de escritores – magníficos todos ellos – de inmediato viene a la memoria la lucidez de Borges, Asturias, Carpentier, Cortázar, Moravia, Pasternak y Capote. Por cierto, aludiendo a sus críticos “snobs”, decía Capote:-“Tengo un consejo que dar: nunca hay que rebajarse contestándole a un crítico, nunca”.
Casi todos de los ya nombrados, aborrecían el absurdo y estereotipado interés por la Técnica. A este respecto, William Faulkner decía: “Si el escritor está interesado en la técnica más le vale dedicarse a la colocación de ladrillos o a otra cosa”. O como decimos ahora: “vale más que se ponga a vender pepitas”.
Boris Pasternak era partidario de que las obras de teatro representado, debían ser acortadas hasta dejarlas en lo esencial. “Admiro a los ingleses no solo para conservar lo que en verdad es esencial, sino para subrayar lo que es significativo”.
Günter Grass, el gran escritor alemán, escribió cerca de veinte libros y fue Premio Nobel de Literatura en 1999. Pero su gran pecado fue haber confesado que aunque en su adolescencia perteneció a las fuerzas hitlerianas, nunca disparó un solo tiro. ¿Está ya lista la hoguera para quemarlo por hereje en pleno siglo 21? ¡Ah!, la gran hipocresía de los inquisidores que nunca han hecho nada. Solo criticar.
Grass debió recordar de El Conde de Montecristo de Dumás que “solo se confiesan los culpables”.