Neymar y compañía tuvo ante sí a un ordenado cuadro sudafricano, que contó con el golero Khune como su figura en la portería rival. La Canarinha olímpica lo intentó de todas formas para allanar el camino hacia la medalla de oro que se insinúa pero se le resiste, como en 2012, cuando al final terminó siendo de plata.
Pero Sudáfrica, con un juego rocoso en defensa y agresivo, osado en ataque, jamás se intimidó con los nombres mediáticos del equipo anfitrión que tuvo al frente. Khune sostuvo al menos tres mano a mano con Neymar y en todos salió airoso.
Los sudafricanos se lucieron incluso al gestar la primera jugada de gol, muy temprano, a los dos minutos, y en el filo de los noventa se unieron en bloque para encararse con Neymar, que buscaba impresionar al árbitro español Antonio Mateu Lahoz.
Así, Brasil y Sudáfrica sumaron su primer punto en el certamen, igualando en la tabla de posiciones del Grupo A con Dinamarca e Irak.