La dupla formada por Isaac Brizuela y Eduardo López fue suficiente para echarle a perder el Clásico del centenario a unas Águilas que jugaron sin la pasión que se destila en este tipo de partidos.
El «Conejito» les pintó la cara y en 12 minutos los puso con los pies en la tierra, taladrando una defensa que parecía de papel, con un portero como Moisés Muñoz que nada pudo hacer para salvarlos de la humillación.
La claridad futbolística de un hombre que todavía tiene hambre y ganas de trascender como «La Chofis» fue clave en un encuentro donde nadie supo como detenerlo, y los hombres de experiencia de las Águilas lucieron inoperantes y erráticos en un encuentro donde sólo atinaron a asestarle una puñalada a la afición azulcrema, en donde más le duele.