Ana Paula Ordorica
Faltan 70 días para las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Tras el fin de semana largo por el día del trabajo, las campañas entran normalmente en la recta más intensa en la definición del triunfador. Por ello son varios los análisis sobre lo que ha marcado la agenda hasta ahora y lo que podemos esperar en las nueve semanas que quedan en la campaña.
Llegan a esta etapa intensa de la campaña Hillary a la cabeza. Real Clear Politics le da en promedio de las principales encuestas 6 puntos de ventaja a la demócrata. Es una ventaja bastante sólida pero aun habrá que estar pendientes de lo que ocurra dentro de 27 días, en el primero de los debates entre ambos candidatos en donde será interesante ver a Trump debatir con una mujer tan preparada como Hillary.
Se dijo mucho durante las primarias que si Trump era el nominado de los republicanos, Hillary sería muy suertuda porque entre los contrincantes el magnate es el menos sólido y con muchos asegunes en su biografía. Me parece que esto es cierto pero que lo es para ambos candidatos y por distintas razones, pero principalmente porque ambos son personas con muy elevados negativos.
De acuerdo con la encuesta de julio de Gallup, Trump es visto favorablemente por un 33 por ciento de los votantes y negativamente por un 62 por ciento de ellos. En el caso de Hillary la ecuación es 40-55 por ciento. Nunca antes habían llegado dos políticos con tan mala imagen a la contienda presidencial Como se encuentran en esa poca envidiable situación ambos, de menos ahí se emparejan.
En un artículo publicado ayer en el Wall Street Journal, el analista de la cadena ABC, Mathew Dowd escribe que los spots no han tenido un efecto importante sobre las preferencias electorales. Esto, de acuerdo con Dowd, es evidente ya que Hillary ha gastado diez veces más que Trump en los estados clave de la contienda y aun así siguen siendo estados en disputa.
El tema es que Trump apenas comenzó ayer con un esfuerzo similar. Ayer arrancó una campaña en la que de inicio ha invertido 10 millones de dólares con spots en Ohio, Pennsylvania, Carolina del Norte, Florida, New Hampshire, Iowa, Nevada, Virginia y Colorado. De estos diez estados, Romney perdió 8 de ellos en el 2012. Trump piensa que con este esfuerzo va a poder cambiar el récord de el último contendiente de su partido. Veremos si Trump atinó la estrategia o si es Dowd quien tiene la razón y los spots serán irrelevantes.
Algo sumamente interesante en esta contienda es que estamos ante un fenómeno que no sabemos si es irrepetible pero sí es único hasta ahora. La división tradicional ideológica entre izquierda y derecha no es lo que marca la preocupación del electorado. Los norteamericanos están enojados. Sienten que el país va por mal camino y que su situación económica no es mejor que hace algunas décadas.
Tan grave sienten la situación que en el 2015 el 40 por ciento de los estadounidenses respondió a una encuesta de la Reserva Federal que no podrían lidiar con una emergencia casera que exigiera ¡400 dólares!
Así, la elección es una en la que la mayoría de los norteamericanos quieren un cambio. Dos terceras partes de los ciudadanos respondieron esto en la encuesta de abril de la Universidad de Quinnipiac. El tema es que quieren cambio para lograr un país más seguro, en términos económicos y de bienestar nacional. Piden cambio…pero para lograr un país más seguro, no menos, como lo anota Dowd también en su texto del WSJ.
A pesar de poder elegir entre Gary Johnson, del Partido Libertario, o Jill Stein, del Partido Verde, las verdaderas opciones de cara a la elección del 8 de noviembre son Trump o Hillary. Y hasta el momento Trump promete cambio, pero no queda claro si lograría un EUA más seguro y la oferta de Hillary se acerca más al status-quo. Ese es el gran dilema actual del electorado estadounidense.
Dilema con el que llegan 70m días antes de la elección del 8 de noviembre.
@AnaPOrdorica