Deportes

¿Respiro para Brasil?

Publicado por
Aletia Molina

Hasta hace unos años los países se peleaban por ser sede de eventos deportivos como los juegos olímpicos.

Hubo una época no tan lejana en la que los países solían pelearse para organizar eventos de tipo deportivo de resonancia internacional.

Lo veían como una forma para posicionar políticamente al país organizador, generar trabajo con la obra pública que esos encuentros generaban, e incluso para atraer inversiones, además de muchísimos turistas.

Baste recordar que en la última dictadura militar de las que sufrimos los argentinos los dictadores Videla, Massera y Agosti utilizaron de manera desembozada la realización del Mundial de fútbol 1978 para intentar lavar su imagen en un momento en el que miles de argentinos desaparecían en los centros clandestinos de detención.

Después de todos los problemas que están ocurriendo en Brasil con la realización de los Juegos Olímpicos, que se inaugurarán el viernes próximo, muchos países deben de estar pensando dos veces antes de postularse como sede para eventos de esa naturaleza.

A Brasil, digno es reconocerlo, le ha pasado de todo en estos años. Y ahora ronda, además, el fantasma del terrorismo.

La preparación de los Juegos Olímpicos 2016 ha coincidido con una fenomenal crisis política, incluida la separación de la presidenta constitucional Dilma Rousseff.

Después de ser una «locomotora» en el panorama mundial, esa gran nación se halla sumida en un shock económico que ha afectado de rebote a varios estados, la Argentina entre ellos.

Y como telón de fondo, en Brasil viene haciendo eclosión un sistema corrupto a gran escala, del que el caso Petrobrás es el eslabón más importante pero no el único.

Una encuesta conocida esta semana advierte de que el 60% de los brasileños cree que los Juegos Olímpicos traerán muchos más perjuicios que ganancias.

Con las delegaciones llegando a Río, la Villa Olímpica tiene aún muchos problemas por resolver. Y no hay clima ni entusiasmo entre la población.

Brasil se merece un respiro. Pero no todos están seguros de que el deporte sea el oxígeno esperado.

Fuente: Uno

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Aletia Molina