El gobierno del entonces primer ministro Tony Blair presentó una evaluación sobre la amenaza que suponían las armas del líder iraquí Saddam Hussein con «una certeza que no estaba justificada», afirmó Chilcot, y la planificación militar de la guerra y la posguerra no estuvieron a la altura.
Chilcot supervisó una investigación que ha llevado siete años completar, con 150 testigos y 150 mil documentos analizados.
El funcionario retirado señaló que hubo fallos graves en la planificación y ejecución de la invasión de Irak liderada en 2003 por Estados Unidos y una pobre preparación de la posguerra, tras la que el gobierno de Saddam Hussein fue derrocado y el país se sumió en el caos.
Sin embargo, Chilcot subrayó que «las circunstancias en las que se decidió que había una base legal para una acción militar británica estaban lejos de lo satisfactorio».
El responsable de la investigación aseguró que las autoridades británicas deberían haber conocido los riesgos de conflicto interno en Irak, el peligro de que aumentara la actividad de Al Qaeda y la posibilidad de inestabilidad general dentro del país.
La élite política y militar británica debería haber afrontado mejor los riesgos conocidos, afirmó Chilcot.
Fuente: El Universal