Para la secretaria de Turismo, Angela Hernández, la amenaza de boicot por parte de los docentes a los festejos de los Lunes del Cerro no la intimidan, ni la asustan. La funcionaria dijo que todo está listo para celebrar el próximo lunes 18 de julio la máxima fiesta de los oaxaqueños.
Rechazó que haya un plan B y precisó que el festejo se desarrollará como está programado en la sede del auditorio Guelaguetza, que fue remodelado. Afirmó que este año será la última festividad de Guelaguetza que presidirá el gobernador Gabino Cué, que logró en su mandato dignificar el festejo, porque ya no se paga su organización del erario, sino de los fondos que se recaudan de la venta del boletaje.
Hernández mencionó que el 18 de junio habrá dos guelaguetzas, una que celebrarán los docentes en el estadio de futbol del Instituto Tecnológico y la que se desarrollará en la sede del auditorio Guelaguetza: «Esperemos que ambas fiestas se desarrollen en paz y armonía, como saben comportarse los oaxaqueños». Dijo que el gobierno estatal mantiene el trabajo de promoción para que el turismo no deje de venir a Oaxaca durante sus festejos.
En tanto, el secretario de Seguridad Pública estatal, Jorge Ruiz, reconoció que para garantizar el desarrollo de las fiestas de la Guelaguetza, en la sede del auditorio localizado en el Cerro del Fortín, se desplegará un operativo de más de 3 mil elementos de las fuerzas federales y estatales de seguridad.
En Oaxaca desde hace 80 años se desarrollan las fiestas de la Guelaguetza; solo durante 2006, después del intento de desalojo fallido que realizaron las fuerzas de seguridad estatal de un plantón que mantenían los docentes en el zócalo de la ciudad, se tuvo que posponer la fiesta, ya que los docentes de la CNTE en ese tiempo se apoderaron de la sede del auditorio Guelaguetza y quemaron y vandalizaron la infraestructura a utilizar.
Posteriormente se buscó celebrar el evento en el estadio de futbol Benito Juárez, que fue demolido. Desde esa época la CNTE celebra un festejo alterno que se desarrolla en los campos del Instituto Tecnológico de Oaxaca.
Fuente: Milenio