Enrique Ochoa Reza saca ronchas a algunos “dinos” quienes lo ven como marioneta por “dedazo” de Los Pinos.
El joven tecnócrata, de cuestionada militancia y probada lejanía, no es santo digno de devoción para algunos “alborotados”, quizá por eso Ochoa “reza” para que su destape y cargada resulten munición suficiente para disciplinar a los priistas menos peñistas de la cuadra.
Por ejemplo Ulises Ruiz –el ex gobernador que perdió Oaxaca– intentó en vano alborotar el gallinero. En entrevista con Francisco Reséndiz, en El Universal, afirmó que con Enrique Ochoa el PRI “repetirá los errores del pasado y estará en camino a la derrota en los comicios presidenciales de 2018”; habló de un “sacudidón” necesario para enderezar el rumbo y no repetir la debacle electoral del 5 de junio, cuando el tricolor perdió en siete de 12 estados.
Ruiz quiso y no pudo poner freno a la designación de Ochoa; exigió anular el registro, cancelar el proceso, lanzar nueva convocatoria y consultar a las bases. Más de un perverso asocia la rebeldía de Ulises y otros mañosos, al resentido grupo de beltronistas defenestrados.
¿Ahora resulta que viejos usos y costumbres del ex partido hegemónico son repudiados por quienes los practicaron y se beneficiaron a lo largo y ancho de la política? ¿Ya olvidó Ulises como seleccionó al “delfín” Eviel Pérez Magaña como candidato sucesor al gobierno de Oaxaca?
Para los “guerreros” políticos oxidados, la derrota electoral del PRI no solo es vergonzosa, representa la necesidad de desechar el viejo principio de la disciplina absoluta, incuestionable, frente a la voluntad suprema del único y verdadero “dueño” del partido; el Presidente Peña Nieto.
¿Será que Ulises Ruiz nos quiere hacer creer que no entiende que no entiende?
La posición de Enrique Ochoa al timón del barco tricolor debe visualizarse con claridad: nadie ajeno al clan mexiquense dejará de tener voz, pero no por eso tendrá voto.
EL MONJE INSIDIOSO: El Tibio Mancera calienta; por las venas del Jefe de Gobierno no corre atole. El fallido tema de las verificaciones sin verificentros obliga al Jefe de la CDMX a dar manotazo; anda engorilado con la Profepa; si el gobierno federal le sube al volumen, él hará lo mismo, si no le bajan de huevos… al rompope, diría la monjita. PUNTO Y APARTE: Compartimos la pena de Héctor Gandini, funcionario en áreas de comunicación social del gobierno, por la muerte de su hijo Héctor; que el dolor no dure ni un minuto más de lo necesario… y deseamos, con esperanza, la pronta recuperación de su hija María.