Por: Francisco Martín Moreno
¿Quién con dos dedos de frente se puede oponer a la reforma educativa, a mejorar la calidad de la educación, a formular políticas educativas, a medir el grado de aprendizaje de los alumnos, etc…?
Dicha reforma, imprescindible para el país, no se encuentra paradójicamente a debate en las actuales circunstancias. En este conflicto de muy preocupantes dimensiones nacionales sorprende el desprecio abiertoporel destino de los niños mexicanos, el máximo valor a tutelar por una sociedad civilizada y responsable. ¿Cuántos pequeñitos del dolorido y atrasado sureste mexicano llevan años sin poder asistir a las aulas a capacitarse y cuántos más que sí pueden ir a la escuela son incapaces de aprender las operaciones aritméticas elementales? ¿Qué porvenir les espera nuestros hijos?
¿Qué subyace en el fondo de este conflicto supuestamente magisterial? En primer orden, el derrocamiento del gobierno del presidente Peña Nieto por fuerzas oscuras y poderosas ajenas al destino de México y, en segundo lugar, un objetivo económico, puesto que a la Coordinadora se le ha cancelado el acceso a centenas de millones de pesos que anteriormente disfrutaba como los narcos exigen un derecho de piso. Uno y otro gobernador de Oaxaca, corrupto o cobarde o ambos calificativos juntos, se prestaron al soborno exigido por la Coordinadora a cambio de no crear desórdenes en el Estado durante sus respectivas gestiones. La suspensión de dichas prebendas, pagos al hampa, se tradujo en un sistema de represalias bien organizadas que hoy en día tienen contra la pared a la autoridad local y a la federal.
¿Qué sigue? ¿Imponer el orden y desalojar por medio de la fuerza las carreteras y los ciudades tomadas por la mafia magisterial? ¡Claro! Eso esperan los líderes para apostar de nueva cuenta a halcones modernos a sueldo, en las azoteas para disparar a la multitud y volver a culpar al gobierno de otra masacre de severas repercusiones domésticas e internacionales.
¿Realidad? El gobierno carece de herramientas para controlar la sublevación masiva que ya está presente. ¡Qué diferente escenario tendríamos si se hubiera arrestado a los infames asesinos que dispararon contra la gente en Nochixtlán y haberlos mostrado ante las cámaras confesando sus crímenes y acusando a los autores intelectuales. ¿Cierto? Pues ¡Falso! La CNTE hubiera alegado en su inocencia la perversión de la autoridad por haber inventado asesinos para culpar a dicha organización. ¿Consecuencias? Una buena parte de la ciudadanía habría dudado del gobierno porque todos nos creemos todo y cuando la verdad se presenta, también dudamos de la verdad…Llegamos al extremo de creer más a los criminales que a la propia autoridad que en pocas ocasiones se ha conducido de buena fe…El escepticismo nacionaltiene profundas raíces históricas.
¿Sugerencias? El gobierno requiere de nuevos interlocutores con la Coordinadora, una entidad mafiosa mucho más hábil que los operadores políticos de este gobierno y de los anteriores que se negaron a confrontarla…Ante la patética ausencia de una inteligencia nacional y deuna evidente falta de oficio político para anticiparse a la grave situación que se enfrenta, se debe empezar una marcha atrás discreta y elegante, una huida medianamente digna, para heredarle discrecionalmente la controversia al nuevo presidente en el 2018.
¿Resumen? Más vale una graciosa huida, lavándose lo mejor que se pueda el rostro, que otro México en llamas…