Ana Paula Ordorica
EUA está peor que nunca. El país –otrora potencia mundial – es hoy un caos económico, político y social y lo que se requiere es un hombre fuerte que llegue a poner la ley y el orden en primer plano.
El caos proviene del exterior. De la debilidad del gobierno actual frente a las amenazas exteriores y de una política permisiva en materia migratoria que ha provocado olas de migrantes que en el mejor de los casos se quedan con los trabajos de los locales y en el peor llevan a cabo atentados terroristas en contra de la población.
La amenaza es real; el miedo es palpable. Solo un hombre exitoso en las empresas, ajeno a las maniobras de siempre de Washington es capaz de regresar al país al carril correcto.
El cambio en el sentido correcto para EUA lo representa Donald Trump.
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EUA es y seguirá siendo grande y fuerte…si permanece unido. Los estadounidenses no son gente débil ni frágil ni se asustan fácil. El poder del país proviene del trabajo de todos, con todo y su diversidad, no de un solo personaje que mesiánicamente se anuncia como el salvador.
EUA es fuerte y tiene retos. Algunos de ellos son mayúsculos pero no imposibles si se tiene un liderazgo de alguien que conoce de política nacional e internacional y que a lo largo de su carrera política ha generado cambios a través de su tenacidad y trabajo dedicado al servicio público.
El cambio en el sentido correcto para seguir siendo grandes lo representa Hillary Clinton.
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Esas son las dos visiones que se le presentan a los estadounidenses en esta elección. Sabemos que la clave para ganar elecciones es poder leer bien las preocupaciones e intereses del electorado para así generar un mensaje que se refuerce a lo largo de la campaña.
Estos dos mensajes son diametralmente opuestos. Uno parte del pesimismo e invoca el miedo; el otro del optimismo y empuja al trabajo en equipo.
Suena a que los norteamericanos son más afines al segundo mensaje pero debemos tomar en cuenta que el terrorismo tiene asustados a los estadounidenses; la migración es intolerable para un número creciente de ciudadanos, la economía no ha premiado a todos por igual y que en este momento también hay un hartazgo con las elecciones binarias: republicanos o demócratas.
Lo anterior explica que Trump sea el nominado de los republicanos y que Sanders haya quedado tan cerca de arrebatarle la nominación a Hillary. Ambos son externos de la propuesta binaria tradicional.
Quién esté leyendo y comunicando mejor estos sentimientos de los estadounidenses ganará en noviembre. Ya no estamos ante una elección tradicional que se pueda incluso predecir sobre la base de quien recaude más recursos.
En la era de redes sociales que te acercan a millones a través de un simple click, el dinero juega un menor papel que antes.
Lejos a lo que muchos han predicho, que Hillary va en caballo de hacienda a La Casa Blanca, la moneda está en el aire: águila-Hillary; sol-Trump.
@AnaPOrdorica
Apostilla: esta columnista descansará unos días y estará de regreso el 16 de agosto.