“La violencia en el país tiene como origen el mercado negro de las drogas; solo acabará cuando el Gobierno asuma el control de ese comercio ilícito, sin embargo ha demostrado hasta ahora más miedo a atreverse al cambio que seguir contando muertos”, denuncia Santiago Roel, fundador de Semáforo Delictivo, organización civil para monitorear el índice criminal.
Roel objeta el peso de prejuicios e intereses político-electorales por encima de graves consecuencias derivadas de la delincuencia organizada.
“¿De qué sirvieron debates y foros públicos, organizados por el Gobierno y el Senado para regular la marihuana?”, pregunta nuestro entrevistado.
“Lo único contable ha sido tiempo y dinero perdido entre mojigatería panista y temor priista a perder votos; hipócritas y moralistas decidieron simular un cambio para dejar todo igual”, se responde.
Gobierno y legisladores dirán que Roel no tiene razón… pero la inacción de la autoridad es motivo de reclamo porque los cárteles de la droga son primer eslabón de una larga cadena criminal que además de envenenar a niños y jóvenes, domina negocios de extorsión, secuestro, robo y violación, delitos que golpean a todas las escalas sociales y carcomen a instituciones infestadas de corrupción e ineptitud.
La falta de decisiones firmes ante la inseguridad criminal también provoca a empresarios pegar el grito en el cielo.
La información publicada ayer en El Universal, da cuenta de la salida de seis empresas estadunidenses –el año pasado– y la suspensión de operaciones de otras diez en puntos peligrosos como Nuevo León, Tamaulipas, Jalisco, Chihuahua, Guerrero y la Ciudad de México.
La inseguridad causa estragos a la planta productiva. La fragilidad de las soluciones para remediar la situación golpea a todos, grandes y chicos; los que pueden se van, los que no, cierran o aguantan amenazas, extorsiones y vandalismo. Además, la “IP” reclama incapacidad del Gobierno para poner orden en el conflicto magisterial, que tan caro les cuesta.
Y ya entrados en quejas, también grita la CNTE disidente: «Los empresarios son, junto con muchos medios de comunicación, los que arman la campaña de odio en nuestra contra”. ¿Así de fácil?.
¿Ya vio cómo dos y dos da más de cuatro?
EL MONJE PELÓN: El peso de decidir en momentos de temor por lo inesperado agota al político, afirma el “innombrable”; reaparece en público, provoca, y de paso lanza andanada –de todo corazón– contra el otro “innombrable”. ¿Oportunismo?, ¿política ficción?… ¿ni lo veo ni lo oigo?