Nada más que correr. Y en pos de su sueño continúa entrenando todos los días. Su rutina se replica. Reacciona, quiere demostrar a todos su fuerza interior adormecida, escondida, y opta por el sacrificio, por el esfuerzo, por la lucha. Su hazaña le devolverá la confianza y el respeto de todos. Porque su meta son los Juegos Olímpicos de Montreal 1976.
Fuente: Staff