Benjamín Torres Uballe
El diálogo de sordos entre el gobierno federal y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), como era de esperarse, no ha producido resultado alguno. La administración peñista ha mostrado a lo largo de los meses que no sabe cómo resolver el galimatías impuesto por la Coordinadora y sus patrocinadores, a través de métodos violentos, cuyos perjuicios crecen todos los días y afectan a diversos sectores sociales.
La planta productiva es una de las más dañadas por los bloqueos en las carreteras y ciudades; también por el secuestro de camiones de pasajeros y de carga, del saqueo o quema de los mismos, delitos que inciden en la interrupción de suministro de abastos a la población. A esta pesadilla hay que agregar la inseguridad, las extorsiones y la corrupción que padecen industriales y comerciantes.
Ante la indefinición y tibieza de las autoridades federales, la CNTE intensificó sus acciones radicales, que asemejan en muchos casos a una guerra de guerrillas en contra del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, quien ya no siente lo duro, sino lo tupido. Tal vacío de poder ha generado mucha animadversión entre la sociedad por el miedo del priista a aplicar la ley.
Mientras el escenario se complica peligrosamente en diversos estados del país a causa de las cada vez más amplias y violentas movilizaciones de la disidencia magisterial, los costos económicos y sociales van en aumento. El martes pasado, la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero) informó que se han perdido más de 700 millones de pesos en el sector a causa de los bloqueos a las vías férreas en Michoacán.
Incluso, las consecuencias podrían empeorar si no se reanuda el libre tránsito a los ferrocarriles de carga, pues la producción de acero se paralizaría el 4 de agosto. De ese tamaño es la anarquía provocada por la CNTE y quienes financian y alientan el movimiento; también por la impericia política del equipo presidencial y el pavor declarado para hacer respetar el estado de derecho.
Pero la advertencia de la Canacero no es aislada. La Cámara Americana de Comercio en México (American Chamber-México) dio a conocer su Informe de Seguridad Empresarial en México: retos y tendencias 2015-2016, en el cual asegura: “En este Informe podemos observar que se mantienen desafíos en materia de seguridad empresarial en los estados que concentran un importante número de operaciones, tales como Tamaulipas, Estado de México, Michoacán, Ciudad de México y Nuevo León”. Es decir, las preocupaciones de los empresarios no se limitan a la CNTE.
“Otros Estados como Tamaulipas y Veracruz reportan una marcada caída en nuevas inversiones, debido a las actividades de la delincuencia organizada. Tan sólo en Tamaulipas, 34% de las empresas en algún momento se han visto obligadas a suspender sus operaciones”, subraya el organismo. Atentar contra la industria es hacerlo contra las fuentes de empleo, la generación de riqueza, el abastecimiento y la recaudación de impuestos, entre otras variables fundamentales.
“Durante el primer semestre de 2016, se han suscitado conflictos severos en Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero, los cuales han tenido un alto impacto en la cadena de distribución de las empresas, puesto que han visto restringido el libre tránsito y recibido amenazas a colaboradores cuando transitan por zonas críticas. Algunos de estos eventos están relacionados con activismo en cuyo eje convergen factores sociales, políticos y económicos”, enfatiza la American Chamber.
Si bien la CNTE tiene el derecho inalienable a defender sus legítimos derechos laborales, la defensa debe ser en el estricto marco del respeto a la ley y de los derechos del resto de la sociedad. No existe argumento válido que pretenda justificar agresiones a las personas ni a sus bienes, mucho menos a coartar el derecho —también inalienable— al libre tránsito.
No caben, por lo tanto, las desafortunadas y poco inteligentes declaraciones del líder de la Sección 9 de la CNTE, Francisco Bravo, de culpar a empresarios y medios de comunicación de armar una “campaña de odio” en contra de los maestros que se oponen a la reforma educativa (El Universal 28-07-2016). La miopía o cinismo del dirigente no le permite enterarse que es la gente quien está harta de sus abusos y latrocinios. Como en Oaxaca, donde muchos comercios han tenido que cerrar a causa de los bloqueos de la Coordinadora y donde el sector turismo ha resentido cuantiosas pérdidas en plena Guelaguetza por la obcecación para cerrar caminos y calles.
No son los medios ni los empresarios quienes bloquean carreteras, vías del ferrocarril, toman casetas de peaje, secuestran camiones de carga, destruyen unidades de pasajeros, roban mercancías de los tráileres o generan caos y paralizan a la Ciudad de México. Es la CNTE, señor Francisco Bravo. De paso, es necesario recordarle que tampoco son los auténticos maestros quienes se benefician de las prerrogativas que se resisten a perder; son únicamente los líderes que se enriquecen inmoralmente desde sus posiciones sindicales mediante el abuso y amenazas a los mentores.
EL “INNOMBRABLE I” VS. EL “INNOMBRABLE II”
Ambos son polémicos. Donde se paren son noticia. Lo que declaren se reproduce en los medios. Los dos tienen origen priista. Uno ya ocupó la silla presidencial. El otro tiene la obsesión por hacerlo. Carlos Salinas de Gortari y Andrés Manuel López Obrador fingen odiarse, pero al final representan lo mismo: el político mexicano demagogo, populista, afecto a los “negocios” y al gusto por enriquecerse desde los puestos públicos. Eso sí, uno es más sagaz que el otro. Adivine usted.
@BTU15