Los festejos de Argentina por el Bicentenario de su Independencia culminaron con el escándalo que provocó el desfile de militares golpistas y diversos símbolos de la última dictadura (1976-1983).
Los argentinos se sorprendieron cuando vieron como parte del desfile cívico militar que se realizó en Buenos Aires a Aldo Rico, un militar retirado que intentó derrocar el gobierno del fallecido expresidente Ricardo Alfonsín (1983-1989).
Rico participó del contingente de los veteranos de la Guerra de Malvinas gracias a que intervino en el enfrentamiento que Argentina perdió ante Reino Unido en 1982 por la soberanía de las Islas.
El mismo caso fue el de Emilio Nani, otro militar que combatió en Malvinas, pero después se dedicó a defender a la dictadura y los crímenes de lesa humanidad y a criticar los juicios en contra de los represores.
Los nostálgicos de la violencia y la represión que padeció Argentina en los años 70 ya habían aparecido el sábado en Tucumán, en donde se llevaron a cabo los festejos oficiales encabezados por el presidente Mauricio Macri.
Ahí desfilaron militares que participaron en el Operativo Independencia realizado en esta provincia para exterminar a opositores previo al inicio de la última dictadura, y cuyos crímenes están siendo juzgados actualmente por un tribunal.
Como parte del público también aparecieron las esposas de los represores presos, juzgados y condenados por haber secuestrado, torturado, asesinado y desaparecido a miles de personas, pese a lo cual ellas consideran “presos políticos” y exigen su libertad.
En la ciudad de Junin, en tanto, desfilaron autos Falcon, que fueron uno de los símbolos más tenebrosos del régimen militar porque ahí era secuestrado todo aquel que fuera considerado enemigo de los represores.
El Ministerio de Defensa se desligó de su responsabilidad por la participación de Rico en el desfile, mientras que la Secretaría de Derechos Humanos de Tucumán repudió la presencia de los militares del Operativo Independencia.
Los veteranos de Malvinas, por su parte, denunciaron en un comunicado que muchos de ellos se negaron a marchar porque habían sido invitados los torturadores.
El Bicentenario quedó opacado, además, por las desafortunadas frases que lanzó Macri, como cuando se dirigió al Rey Emérito Juan Carlos de España y le dijo que los héroes de la Independencia de Argentina “claramente, deberían de tener angustia de tomar la decisión, querido Rey, de separarse de España”.
Juan Carlos fue el único invitado especial porque ninguno de los presidentes latinoamericanos aceptó la convocatoria del gobierno argentino.
La víspera, Macri avisó que no iría al cierre de los festejos patrios con un tuit: “cansado por la extenuante gira y actos, lamento no poder asistir a los desfiles de hoy. Espero que se acerquen a Palermo y los disfruten”.
Las redes sociales se colmaron de burlas y de indignación porque antes, en otro discurso, el presidente había criticado el ausentismo laboral y la reducción de horas de trabajo, y horas después él se negaba a cumplir con su labor como jefe de Estado.
Ante el alud de críticas, y sin ninguna explicación oficial de por medio, Macri finalmente asistió durante una hora al último desfile, apenas lo justo para sacarse la foto.
Fuente: Azteca Noticias