Diario de un Reportero
Colaboración de Ramsès Ancira
Caminando por calles extrañas de la gran ciudad, las que se encuentran en cañadas, barrios residenciales y colonias clase media o hasta hace poco aun rurales, reviso los carteles que publican casilla por casilla los resultados de la jornada electoral del domingo cinco de junio. Tienen algo en común, en todos MORENA tiene al menos 10 votos más de los que suman por separado los del PRD y el PAN y generalmente multiplican por 10 los que obtuvo el Partido Verde.
¿Qué es lo que hizo MORENA realmente para obtener este simbólico triunfo en la Ciudad de México?, fundamentalmente, pienso, dos cosas, postular a personajes socialmente reconocidos por ganarse la vida destacando en sus profesiones, viviendo de su trabajo, y convenciendo a la gente de que las cosas no se arreglan solas, que con la abstención solo hay una cosa segura, el triunfo de los chupa ubres presupuestales de siempre.
Carlos Payán, director fundador de La Jornada, realmente cambió para bien la forma de hacer periodismo en México, Héctor Bonilla es un ícono de la independencia ideológica. Pasó años en la marginalidad por salirse de la Asociación Nacional de Actores y fundar el Sindicato de Actores Independientes; se salió del cobijo de Televisa y a pulso se ganó la vida proyecto por proyecto, ora en obras de teatro, ora en películas de bajo presupuesto. Luego se jugó la vida al producir Rojo Amanecer, y llevar por primera vez al cine la masacre gubernamental (y 100 por ciento priista) del 2 de octubre de 1968.
Jaime Cárdenas Gracia, investigador titular de Filosofía del Derecho y Derecho Constitucional por la Universidad Nacional Autónoma de México, de donde obtiene la mayor parte de su sueldo, es a todas luces uno de los mexicanos más capacitados para participar en la creación de una nueva constitución.
Quienes alegan que MORENA es una sucursal del PRI, porque López Obrador inició su carrera en ese instituto político ¿qué pueden decir de Damian Alcazar cuyos roles en La Ley de Herodes y La Dictadura Perfecta, contribuyeron más que nunca a hacer comprensibles a millones de mexicanos las particularidades de como el PRI conserva el poder y su papel en Un Mundo Maravilloso, la fantasía panista como fachada de un México hambriento, en el que los ciudadanos pasamos a ser concebidos como clientes que pagaban con votos.
Y Mardonio Carballo es escritor y defensor de los derechos de los pueblos indígenas, Bruno Bichir se ha ganado la vida como actor de cine y teatro. Clara Brugada si es política profesional, pero su efectividad fue medida cuando transformó docenas de hectáreas de basureros en Iztapalapa en un inmenso parque al oriente de la Ciudad, con juegos y atracciones muy baratas, que los niños del poniente de la Ciudad de México solo pueden disfrutar si sus padres tienen mucho dinero.
Votar por los candidatos ciudadanos resultaba atractivo, pero francamente ante la urna muchos capitalinos sentimos la duda de si realmente valdría la pena elegir a uno entre más de 15 fórmulas o si sería un desperdicio del voto.
Pareciera, si queremos fortalecer esta figura, la de Candidatos Ciudadanos, que sería necesario decantar primero las propuestas y los nombres. Hacer una preselección de los aspirantes y que los tres que alcancen el mayor número de votos sean los que aparezcan en la boleta para representar a quienes no simpaticen por ningún partido.
El triunfo no fue de MORENA, sino de los ciudadanos que cobijados por este partido, se atreven a participar en política. Es una victoria pírrica porque los constituyentes habrán de tomar decisiones que perduren por décadas a través de la carta magna de la Ciudad de México, pero no ejercerán el poder. Además porque no importa que el PRI sólo haya obtenido acaso una quinta parte de los votos efectivos de la elección, a la hora de la composición de la Asamblea Constituyente, los que compitieron con el emblema de Morena, 22, son menos de la tercera parte del total de integrantes, conformado por 19 perredistas, 7 panistas, 5 priistas, 14 diputados federales, 14 senadores y seis congresistas que fueron determinados por el presidente Peña Nieto.
Si la elección del 5 de junio se quiere tomar como lección anticipada de lo que hay que hacer en 2018, entonces hay que pensar en hacer alianzas a través de ciudadanos que se hayan distinguido por hacer valer sus convicciones personales por encima de sus líderes partidistas.
Un caso emblemático es Javier Corral Jurado. Odiado por la parte más conservadora del PAN, proscrito por las principales televisoras comerciales del país, aliado público de Cuauhtémoc Cárdenas y de figuras emblemáticas de la crítica al poder como la politóloga Denise Dresser, que cuentan con muchos simpatizantes, pero también un gran número de detractores, logró sobreponerse a los poderes fácticos y obtener un peligroso triunfo en Chihuahua.
Peligroso porque en esta entidad, como en Tamaulipas, el crimen organizado y el narcotráfico, junto con los narcomilitares que en vehículos oficiales han desalojado a familias y pueblos enteros para tener bases de operación, han superado muchas veces la fuerza del Estado.
Andrés Manuel López Obrador ya prepara un enorme mitin, “informativo” le llama él, en la Ciudad de México. Si fuera menos soberbio debería llamarlo francamente de agradecimiento a los ciudadanos que se convencieron de que no votar es la única cosa peor que hacerlo, al menos como forma de repudio a los partidos que realmente no representan ni nuestras convicciones políticas ni nuestros intereses económicos o de desarrollo.
Ya llegó la hora de que los ciudadanos no tenemos que agruparnos en partidos políticos para defender nuestras convicciones, sino que los partidos se alíen a los ciudadanos organizados. Ese fue el caso de MORENA y por eso no ganó el partido en sí, sino la renovación nacional que desde la Ciudad de México nos estamos proponiendo.