En un solemne pronunciamiento, en el Palacio del Planalto, ante la prensa en el que no admitió preguntas de los periodistas, Temer negó tales acusaciones.
El gobernante interino dijo que la acusación de un delator a la policía de que él habría pedido dinero ilícito para la campaña de un aliado a la alcaldía de Sao Paulo es una “manifestación irresponsable, liviana y criminal”.
“Mi honorabilidad está por encima que cualquier otra función pública”, aseveró Temer, tras advertir que “no dejará pasar en vano esas afirmaciones livianas”.
El exsenador Sergio Machado, quien dirigió hasta 2015 Transpetro, una poderosa subsidiaria de Petrobras que procesa gas y distribuye combustible, aseguró a la policía que en 2012 Temer le pidió 1.5 millones de reales (unos 430 mil dólares) procedentes de fondos ilícitos para la campaña del candidato Gabriel Chalita a la alcaldía de Sao Paulo.
Según la declaración del exlegislador, Temer y Machado acordaron esa cifra, que se obtendría por medio de donaciones de una de las empresas constructoras –Queiroz Galvao- que se beneficiaban de las licitaciones fraudulentas para prestar servicio a Petrobras y sus subsidiarias.
La revelación de esta declaración, publicada la tarde del miércoles por el Supremo Tribunal Federal de Brasil, causó un nuevo “sismo” en un país que sufre una dura crisis política desde inicios de 2015.
Aunque dos de sus ministros ya dimitieron por tratar de frenar las investigaciones sobre el esquema millonario de desvíos desde Petrobras, es la primera vez que Temer –que asumió el poder el pasado 12 de mayo y prometió combatir la corrupción-, está implicado por un delator en la trama de la Operación Lava Jato.
La cúpula de su formación, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), también está acusada por Machado de recibir cuantiosas sumas de dinero ilícito que podrían llegar a 100 millones de reales (unos 29 millones de dólares), según la prensa brasileña.
“Alguien que hubiera cometido el delito que Machado reveló no tendría condiciones de gobernar Brasil”, señaló Temer este jueves, con el gesto serio.
Aseguró que “recibe homenajes” por todos los lugares por los que pasa, desde que asumió la Presidencia del país hace poco más de un mes.
“A lo largo de este mes practicamos los más variados gestos para sacar al país de la crisis profunda en que cayó”, explicó el presidente en ejercicio, acusado por la presidenta apartada Dilma Rousseff de “golpista” al apoyar el juicio político que la separó del poder de forma temporal.
El líder brasileño aseguró que nada “empañará” la actuación del gobierno para frenar la recesión económica.
“Nada empañará nuestro deseo, nuestra misión, nuestra tarea de hacer que, en este periodo que esté al frente de la Presidencia, continuemos trabajando al pueblo brasileño”, agregó.
Considerada la mayor trama de corrupción de la historia de Brasil, la Operación Lava Jato ha imputado o ha investigado en sus dos años de trabajos a más de 60 políticos de primer nivel.
Entre ellos, el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, el presidente del Congreso, Eduardo Cunha, y el líder del Senado, Renan Calheiros.
En el centro del escándalo está la estatal Petrobras, de donde habrían salido cientos o miles de millones de dólares a intermediarios, partidos políticos y cargos estatales por medio de contratos de suministro sobrefacturados.
Fuente: Crónica