Un equipo de investigadores ya está estudiando cómo el lenguaje que las personas utilizan en redes como Facebook, Twitter y Yelp puede servir para evaluarlos y predecir enfermedades.
¿Qué ha compartido hoy en los medios de comunicación social? ¿Ha comentado los resultados electorales de la noche anterior? ¿Menciona que irá al gimnasio más tarde? ¿Se solidariza con un amigo que ha estado en el hospital? ¿Describe su comida en su restaurante de hamburguesas favorito? ¿O Muestra imágenes de su hija en un recital de jazz? ¿Y qué revelan estas publicaciones sobre su salud y el riesgo de padecer enfermedades graves?
Esta última pregunta puede parecer extraña, pero no lo es para los investigadores del Laboratorio de Medios Sociales e Innovación de la Salud de la Universidad de Pensilvania. Raina Merchant, directora de la institución, y su equipo están investigando cómo el lenguaje que las personas utilizan en sitios de comunicación social como Facebook, Twitter y Yelp se puede utilizar para evaluar su salud y predecir enfermedades. Las afecciones que están examinando son algunas de las principales culpables de la muerte prematura y discapacidad (por no mencionar los altos costos del cuidado de la salud en América), incluyendo enfermedades del corazón, la diabetes, la hipertensión, la obesidad, problemas pulmonares crónicos, depresión y abuso de drogas.
Parte del Centro de Medicina para la Innovación de la Salud de la Universidad de Pensilvania, el laboratorio también tiene una asociación con el Instituto Leonard Davis de Economía de la Salud (LDI), que estudia la manera de mejorar el sistema de salud de Estados Unidos. Merchant es miembro distinguido del LDI, así como profesora asistente de medicina de emergencias en Penn.
Si bien gran parte de la investigación en el laboratorio se encuentra en una etapa relativamente temprana, se han producido algunos resultados iniciales intrigantes. El equipo publicó el estudio en octubre de 2015, en la revista BMJ (anteriormente British Medical Journal), el cual involucraba el Facebook de más de 1.000 pacientes del Sistema de Salud de la Universidad de Pennsylvania. Ellos estuvieron de acuerdo en que sus datos de medios sociales se compararan con sus registros de salud electrónicos.
Un hallazgo: los individuos que eran clínicamente obesos según sus registros médicos fueron significativamente más propensos a usar palabras relacionadas con posiciones estáticas, “sentado, estar quieto, parado, en reposo, y este tipo de cosas”, dice Merchant. Los resultados no fueron lo que el equipo había previsto. Habían pensado que este grupo podría hacer frecuentes referencias a la alimentación o el ejercicio.
Fuente: AETecno