Francisco Martín Moreno
Cuando alguien irresponsablemente decide prender fuego en un bosque nunca debe ignorar que el viento veleidoso puede llevar acabo un giro repentino, imprevisible, en la dirección precisa de quien empezó el incendio. En las páginas ensangrentadas de la historia de las ideas políticas es posible localizar ejemplos relativos a las consecuencias que padecieron ciertos líderes sociales que originaron una pavorosa devastación sin imaginar que sucumbirían víctimas de las llamas que ellos mismos propiciaron. En Chiapas y en Oaxaca se encuentran bloqueadas innumerables carreteras de acceso a pueblos y ciudades por supuestos maestros de la Coordinadora que se niegan a ser capacitados, a tener mejores ingresos, a transmitir mayor cantidad de conocimientos, a elevar con el tiempo el nivel de vida de millones de familias necesitadas, urgentemente, de salir de la marginación, de la pobreza y de la desesperación. ¿No es, al menos, extraño que una persona con dos dedos de frente se oponga a ser capacitada si con ello puede alcanzar otros rangos de bienestar material, ayudando simultáneamente a lo mejor de México, como sin duda, lo son nuestros hijos? ¿Por qué razón negarse? Una explicación podría subyacer en el hecho de responder a intereses inconfesables que les reportan muchas más ventajas monetarias que el hecho de pasar el día en un aula frente a chiquillos. Ya Marx lo sentenciaba a la perfección: detrás de cada acontecimiento político hay una explicación económica…
Chiapas y Oaxaca se encuentran al punto del colapso porque el bloqueo de carreteras impide el abasto oportuno de víveres y medicinas entre otros productos de primera necesidad. Séneca se preguntaba: “¿Qué hace un pueblo antes de morir de hambre…?”, ¿qué se espera de los chiapanecos o de los oaxaqueños que carecen de alimentos y medicinas? ¿Cuánto tiempo resistirán? ¿Cuándo empleará el gobierno el monopolio de la fuerza para liberar los caminos e impedir un derramamiento de sangre como consecuencia de la inanición o de la enfermedad? ¿Cómo es posible que la inteligencia nacional, la supuesta inteligencia nacional, no sepa en este momento quiénes fueron los malvados halcones que dispararon en contra de la multitud en Nochixtlán? ¿Es tan difícil entender la satisfacción de la sociedad si ésta pudiera ver una fotografía en los periódicos en donde aparecieran dichos criminales que privaron de la vida a 9 personas durante una marcha pacífica? ¿Por qué no los atrapan y confiesan la razones por las cuales enlutaron al estado de Oaxaca? ¿Quién ordenó la masacre y por qué…?
Por otro lado, AMLO se da otro tiro en el paladar al oponerse a la Reforma Educativa, al insistir en términos suicidas en el atraso mexicano, al aliarse con la Coordinadora, defensora a ultranza de la ignorancia y simultáneamente se atreve a sostener que sus estrategias son pacíficas y respetuosas de la ley, toda una contradicción, puesto que sus perversos aliados secuestran y queman camiones, incendian alcaldías, sedes de partidos políticos, asaltan casetas de peaje, bloquean carreteras para irritar y condenar al hambre a grandes sectores de la población. ¿A eso llama AMLO respeto a la vida pacífica y legal de México? AMLO y la Coordinadora están incendiando el sureste mexicano. El fuego los puede consumir a ellos, si no es que el viento expande la conflagración y amenaza a la nación en su conjunto… AMLOy la Coordinadora son peligros para México, o ¿no…?