Después de los hechos del domingo pasado en Nochixtlán, los grupos más radicales se afanan en defender la idea de que “es la hora” para lanzarse a fondo en la lucha violenta. Los dirigentes, coincidieron en adoptar una actitud autocrítica y señalar que no es un mito el que muchos grupos del magisterio han tenido influencia guerrillera, incluso desde la formación de la CNTE.
La sección 22 afín a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Oaxaca camina desde hace ocho a 10 años sin rumbo, dirección ni estrategia. Las 13 corrientes que la componen, incluidas las que tienen influencia de grupos guerrilleros, incluso extranjeros, y que han recibido cursos de formación política militar en Venezuela u otros países, entraron desde ese tiempo “en un proceso de descomposición”.
Todo ha contribuido a ello, desde la “falta de capacidad para la conducción por parte de los líderes” hasta la “riqueza real de muchos de ellos”, que son dueños de empresas, ranchos, cuotas de los agremiados” y más. De ahí la desconfianza de profesores de base. De sus alrededor de 82 mil afiliados, apenas 27 por ciento de ellos participan en juntas, reuniones, plantones o marchas.
Al interior de la CNTE conviven 13 grupos —aunque solo siete tienen un actuar cotidiano— con diferentes características. Estos son: Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), Coordinadora de Bases (CB), Sangre Nueva, Praxis (versión original), Praxis (Grupo Heberto Castillo), Grupo Magisterial de la Costa, Liga Clasista (mejor conocida como La Chispa Clasista) y Coordinadora Democrática Magisterial (Codemo). Además de Grupo Magisterial Revolucionario (GMR), Codemo (segunda versión), Frente Cívico Huatleco, La Otra Campaña y Grupo de la Coalición de Promotores Bilingües.
Fuente: Milenio