El freelance, ese espíritu libre que trabaja en casa, no tiene horarios ni jefes, puede decir que no y decidir en qué proyectos se implica y cuáles deja pasar. Suena bien, ¿verdad? Pero no, lo cierto es que no es tan afortunado como parece. De hecho, el exceso de libertad le produce problemas de salud porque implica una inestabilidad que a veces es difícil de asumir con salud mental.
Los investigadores aseguran que el factor que se ha asociado directamente con las bajas de larga duración por problemas de salud mental (ansiedad y esquizofrenia) es el régimen laboral. De hecho, revela que los autónomos tienen el doble de posibilidades de pedirla. El estudio no investigó las causas, pero los psiquiatras creen que son más vulnerables por su propia inestabilidad y porque tienen una prestación económica menor y esperan al último momento para coger la baja, cuando ya la enfermedad está más avanzada.
El freelance suele ser un gran procrastinador por varias razones: miedo, perfeccionismo, inseguridad o demasiado trabajo acumulado. La procrastinación es un primer paso para desarrollar un trastorno de ansiedad.
Además suelen vivir agarrotados por si vienen mal dadas. La carga de trabajo fluctúa y hay verdaderos picos de trabajo que se combinan con días sin que suene el teléfono. En esos días el freelance suele ver su futuro negro, mientras que durante los picos de trabajo se apodera de él una euforia que le hace vivir en una auténtica montaña rusa emocional.
Otra de sus características es que descansan poco porque suelen estar siempre pendientes del correo y del teléfono y tienen verdadero terror a decir que no. Apenas consigue unas horas de desconexión, y no consigue separar el tiempo de ocio de su tiempo de trabajo porque la mayoría de ellos trabajan en casa.
Fuente: Mujer Hoy