España dice adiós a la Eurocopa con su derrota en octavos de final ante Italia. La Roja cayó víctima del dominio italiano y de una crisis de identidad que el equipo de Del Bosque sufrió sobre todo en la primera mitad. Dominaron los italianos y llegaron más.
El once de España fue el mismo que el de toda la Eurocopa pese al tropiezo en el último partido de la fase de grupos ante Croacia. Los nombres se repitieron, pero España perdió su estilo desde el primer momento.
No hubo posesión de balón, no hubo balones filtrados de Iniesta y Silva, no hubo seguridad atrás. Solo David de Gea brilló. Es verdad que por obligación, porque los italianos estuvieron llegando a su portería durante todo el partido.
La primera gran parada del madrileño llegó tras un remate de Pellé. De Gea lo desvió con su mano izquierda en un gesto providencial. El dominio italiano continuó y Giaccherini pudo abrir el marcador con una chilena. El balón lo tocó De Gea y se marchó después al palo con Gerard Piqué mirando la bola en la línea de gol.
España no estaba, aunque todo el mundo le esperaba. Muy gris todo el equipo. Totalmente irreconocible. No fue capaz de hacerse con el balón, que estuvo más tiempo en los pies de Parolo que en el de Andrés Iniesta, con lo que eso supone para el juego del equipo de Del Bosque.
España se va de la Eurocopa -torneo que había ganado en sus dos últimas ediciones- con cierta impotencia, sin haber dado todo lo que tiene, que es mucho. Las dos derrotas duelen, sobre todo esta, y saben a fin de ciclo.
Funte: Staff