Este nuevo espacio de investigación científica y desarrollo tecnológico abre la posibilidad de desarrollar medicamentos, sistemas de control de plagas y productos biotecnológicos, con nuevas y poderosas herramientas como la microscopía electrónica, secuencia de genomas, así como laboratorios de química y de biología molecular.
En el mundo se conoce como “el modelo mexicano de conservación de la naturaleza” a las zonas geográficas llamadas Reserva de la biosfera, que combinan áreas donde está prohibida cualquier extracción de recursos naturales, junto a áreas de transición o amortiguamiento y áreas con actividad humana vigilada.
Ese concepto de Reservas de la Biosfera es uno de los legados más visibles que ha dejado a México el Instituto de Ecología A.C. (Inecol-Conacyt), desde el inicio de su operación, en 1975. Pero su potencial de generación de conocimiento aumentó enormemente en noviembre de 2015, al celebrar su 40 aniversario con la apertura del clúster científico BioMimic, construido en sus terrenos de Xalapa, Veracruz, con una inversión de 550 millones de pesos y la colaboración de 23 instituciones que buscan innovar a partir del conocimiento de la naturaleza.
Este nuevo espacio de investigación científica y desarrollo tecnológico abre la posibilidad de desarrollar medicamentos, sistemas de control de plagas y productos biotecnológicos, con nuevas y poderosas herramientas como la microscopía electrónica, secuencia de genomas, así como laboratorios de química y laboratorios de biología molecular.
“La constancia es más fuerte que el destino”, dice el antiguo Libro de las Mutaciones, de los emperadores de China. El principio puede aplicarse a Inecol si se observa su historia de cuatro décadas y se considera que en 1974 nació con cuatro investigadores y tres tesistas, en la planta alta de un domo del Museo de Historia Natural, en Chapultepec, en la Ciudad de México. En 1989 se mudó a Xalapa y actualmente, la institución está integrada por más de 500 investigadores, técnicos y trabajadores, distribuidos en dos campus y custodios de un santuario natural de 30 hectáreas del bosque mesófilo vecino a la capital veracruzana.
Además de ser creadores del concepto de Reservas de la Biosfera, que se aplicó por primera vez en las reservas de Mapimí y la Michilía, en Durango, los científicos del Instituto de Ecología también fueron artífices de los primeros estudios de impacto ambiental en México, son custodios de uno de los tres mayores herbarios de la República y son abundantes sus estudios sobre vertebrados, insectos, maderas y anfibios.
El clúster de investigación BioMimic, construido en un predio de 17 hectáreas, permitirá que trabajen en el mismo espacio científicos del Inecol y de otras instituciones como el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), la Universidad Veracruzana, la Universidad de Valencia y otros 23 Centros Públicos de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
La constancia está presente al perseguir la innovación y el servicio a la sociedad a partir de lo que enseña la naturaleza, como planteó su fundador, Gonzalo Halffter.
BioMimic cuenta con un Centro de Reclutamiento de Nuevos Talentos para la Ciencia; además del Laboratorio de Microscopía Avanzada y Resonancia Magnética; la Planta Piloto de Cultivo de Hongos Comestibles y la Planta Piloto de Desarrollo de Agentes de Control Biológico del nuevo centro.
Fuente: Crónica