En una investigación sin precedentes sobre los alarmantes niveles de tortura sexual contra mujeres en México, basada en entrevistas con 100 mujeres detenidas en una prisión federal cerca de la Ciudad de México, Amnistía Internacional relata que las denuncias radican en al menos 19 estados.
Según datos oficiales, las mujeres representan poco más del 5 por ciento de la población penitenciaria nacional. Respecto a la población penitenciaria federal, las mujeres constituyen casi el 7 por ciento: según cifras actualizadas a enero de 2016, había 3.285 mujeres en prisión acusadas de delitos federales. La gran mayoría de las mujeres recluidas en prisiones federales están allí por un primer delito, en su mayor parte un delito relacionado con las drogas.
Las mujeres jóvenes, de bajo nivel educativo y con escasos ingresos corren especial peligro de ser detenidas por la policía o el Ejército. Las numerosas capas de discriminación que sufren estas mujeres se entrecruzan de una manera que las margina aún más e incrementa el peligro de que sean víctimas de abusos y violaciones de derechos humanos. Los estereotipos de género desempeñan un papel específico en la tortura u otros malos tratos de que son objeto las mujeres y las personas que no encajan en las convenciones de género, en la medida en que se utilizan prácticas específicas para infligirles dolor y sufrimiento y garantizar la impunidad de los responsables de esos abusos.
Las trabajadoras sexuales, muchas de las cuales son madres solteras y tienen pocos ingresos, se enfrentan a riesgos adicionales, ya que tienen más probabilidades de ser detenidas.
Casi dos años después de la publicación del informe de Amnistía Internacional Fuera de control: Tortura y malos tratos en México, la tortura sigue siendo un problema grave en el país.
Pese al elevado número de denuncias presentadas por mujeres por actos de violencia sexual, incluida la tortura u otros malos tratos a manos de las fuerzas armadas, el Ejército informó a Amnistía Internacional de que no se había suspendido del servicio a ni un solo soldado por violación o abusos sexuales entre 2010 y 2015, mientras que, en lo que se refiere a la Marina, sólo se había suspendido a cuatro marinos durante ese mismo periodo. Un marino que había sido condenado por abusos sexuales había sido suspendido sólo temporalmente, lo que podía permitir que se reintegrara a la marina una vez cumplida su pena de prisión.
Fuente: MVS