En Contexto

Odio y política

Publicado por
José Cárdenas

Brújula

Ana Paula Ordorica

 

 

 

Nada más indicativo del ánimo de odio que hay en Estados Unidos actualmente que tener a los dos punteros hacia La Casa Blanca como los políticos que menos le gustan a los norteamericanos.

¿Cómo pueden encabezar las preferencias y a la vez tener un índice negativo en la ecuación favorable/desfavorable? En el caso de Clinton el índice más reciente la deja en -1 (48% favorable/49% desfavorable) y el de Trump es de -18!!! (39% favorable/57% desfavorable)

Parece una locura.

Una locura que se confirmó esta semana en la que Donald Trump, sin haber llegado al número mágico de mil 237 delegados para quedarse formalmente con la nominación republicana, se colocó como el presunto nominado cuando sus dos últimos rivales, Ted Cruz y John Kasich, decidieron bajarse de la contienda dejándole el camino libre para contender por La Casa Blanca en noviembre.

Pero la explicación radica en el odio. La mitad de EUA odia a los republicanos; la otra a los demócratas. La mitad odia a Hillary Clinton; la otra odia a Trump. Por ello los votantes más que decir que favorecen a Trump o a Hillary, dicen que rechazan a Trump o a Hillary.

Eso mostró la encuesta de CNN publicada un día después de que Trump quedara como el único contendiente republicano de pie.

En un hipotético cara a cara Trump-Clinton, ella le gana por márgenes de dos dígitos obteniendo el 54 por ciento de las preferencias; él el 41 por ciento. Trece puntos más para la ex Secretaria de Estado.

Lo interesante es que de ese 54 por ciento que la favorece, un 51 por ciento dice que su elección es no por apoyo a ella si no por rechazo a Trump. Y del otro lado, de quienes dicen que votarían por Trump, un 57 por ciento dice que sería así porque no quieren tener a otro Clinton en La Casa Blanca y solo un 43 por ciento apoyan la campaña del magnate.

Las razones de por qué está EUA tan dividido y tan marcado por el odio las hemos abordado ya en algunas ocasiones en este espacio. Lo que está por verse son las consecuencias.

Algunos hablan de que el triunfo de Trump es imposible en noviembre y que Hillary Clinton representa el status-quo. Creo que ambas afirmaciones están equivocadas. En un escenario tradicional sería impensable que Trump ganase la presidencia, pero ante un electorado tan polarizado y tan lleno de odio, los estudios que hablan de estados rojos (republicanos), azules (demócratas) o morados (sin clara preferencia), siguen tomando datos de un electorado tradicional cuando lo que hemos visto desde que comenzó esta carrera por la presidencia de EUA es todo menos eso.

Y Hillary no es, no puede significar el status quo. Si pretende ganar con esa bandera, está perdida. Y no parece que quiera hacerlo. Si bien ha aplaudido muchas de las medidas y decisiones de Obama, también es cierto que el éxito de su subestimado contrincante, Bernie Sanders, la ha obligado a replantear su campaña y sus propuestas.

Los mejores ejemplos de este replanteamiento los vemos en temas como el del salario mínimo, el libre comercio y la postura frente a los billonarios de Wall Street. En los tres temas Hillary ha tenido que modificar radicalmente su postura para mostrar que escucha el enojo de los electores, sobre todo los del ala izquierda ideológica.

En la medida que los enojados se identifiquen más con Trump o con Hillary, veremos mejor las posibilidades de cada uno y si Trump realmente no tiene lo que se requiere para ganar el 8 de noviembre. Fecha en la que no parece que serán las preferencias las que definan al triunfador sino el rechazo y sobre todo el odio.

@AnaPOrdorica

Compartir:
Compartir
Publicado por
José Cárdenas

Entradas recientes