En la capital española, Dalí visitó a menudo el Museo del Prado, donde admiró las obras de Velázquez, Goya y el Bosco, y se instaló en la Residencia de Estudiantes, epicentro intelectual de la vanguardia española.
Según relata Montse Aguer, directora de los museos de la Fundación Gala-Dalí, cuando el artista llegó a su nueva residencia era un “personaje extravagante pero tímido y un poco aislado”, pero poco a poco “se vuelve cosmopolita” y se integra en el grupo formado por Luis Buñuel, Federico García Lorca, Maruja Mallo o Rafael Barradas, entre otros.
La exposición refleja cómo el pintor plasma aquellos tiempos con cinco dibujos y 18 aguadas: “Son interesantes porque tienen un punto de jazz y cinematográfico relacionado con un cambio de estilo en Dalí. En este momento se está aproximando hacia el cubismo y el futurismo”, indica la directora del centro museístico.
En esta exposición, según Montse Aguer, se puede ver a un “Dalí joven diferente al que se pudo ver en Barcelona, Londres o Nueva York”.
La exposición se completa con una serie de autorretratos realizados entre 1920 y 1923, donde se observa cómo Salvador Dalí va cambiando su apariencia hacia un aspecto más bohemio, con pelo largo y patillas.
Fuente: Crónica