El gobierno mexicano defendió la seguridad del penal de la fronteriza Ciudad Juárez donde sorpresivamente trasladó al poderoso narcotraficante Joaquín «El Chapo» Guzmán, pese a que es considerado el peor del sistema federal.
«Es un penal que hoy cumple con todas las características necesarias para recluir a internos con alto perfil» y cuenta con cuatro módulos de «alta seguridad», dijo el titular del sistema de Prevención y Readaptación Social, Eduardo Guerrero.
«El Chapo» estaba recluido desde enero en la cárcel de máxima seguridad de El Altiplano, cercana a la capital y de donde se había fugado en julio de 2015 a través de un túnel cavado debajo de su celda, pero fue trasladado la madrugada del sábado al penal federal de Ciudad Juárez.
La Comisión Nacional de Seguridad aseguró que la repentina transferencia obedece «estrictamente» a protocolos de seguridad y a distintas obras para reforzar la seguridad de El Altiplano y el vocero de la Presidencia, Eduardo Sánchez, dijo a la AFP que no tiene nada que ver con un eventual proceso de extradición del capo a Estados Unidos.
tiene capacidad para 848 presos y alberga a 1,012 y suspende en los aspectos que garantizan una estancia digna del interno, pero tiene una buena gobernabilidad.
De hecho, según el informe, el penal mejoró su clasificación gracias a una serie de reformas ya que en 2014 estaba en semáforo rojo con una puntuación de 5.53.
Andrés Granados, uno de los abogados del líder del cártel de Sinaloa que el domingo lo visitó, dijo que «El Chapo» le contó que está «totalmente aislado y que su celda está totalmente cerrada y ‘nomás’ tiene una pequeña ventana» y está sucia.
Enclavada en el desierto de Chihuahua en la frontera con El Paso (Texas), Ciudad Juárez es considerado un bastión del cártel de Sinaloa, donde la organización de Guzmán protagonizó una sangrienta guerra con el cártel de Juárez entre 2008 y 2011.
Fuente: El Economista