A una semana de que las autoridades evacuaran a 90 mil personas de las 100 mil que viven en Fort McMurray, el fuego ya destruyó el 80 por ciento de las viviendas en uno de sus barrios y provocó grandes daños en otros.
«La Bestia», como lo llaman los bomberos canadienses al incendio, arrasa con todo a su paso, pero afortunadamente solo dos personas han perdido la vida en incidentes relacionados con la catástrofe.
La zona afectada en Alberta registra una gran sequía, pues durante el invierno las lluvias fueron mínimas, y la nieve acumulada durante el invierno es insuficiente para humedecer y refrescar la zona durante el deshielo, destacó Radio Canadá Internacional.
La primera ministra provincial, Rachel Notley, indicó que su administración está haciendo todo lo posible para garantizar la seguridad de la población y no descartó la posibilidad de disponer aviones para el traslado de los residentes que padezcan problemas de salud.
Por su parte el primer ministro federal Justin Trudeau, ofreció toda la ayuda que sea necesaria. De hecho, Ottawa ya movilizó al ejército para colaborar en las tareas de asistencia a la población afectada.
A su vez, un oficial forestal provincial, dijo que el incendio que comenzó hace poco más de una semana ha crecido a 200 mil hectáreas (dos mil kilómetros cuadrados), con solo dos muertes relacionadas con el fuego, en un accidente mientras huían para ponerse a salvo.
La región es una de las zonas petrolíferas más ricas del continente americano, donde trabajan compañías como Syncrude y Suncor, que han suspendido sus operaciones, por lo que la producción de petróleo de Alberta cayó a la mitad.
La ciudad de poco más de 100 mil habitantes se ha convertido en un pueblo fantasma tras la orden de evacuación obligatoria emitida desde la medianoche del martes 3 de mayo.
Fuente: Radio Fórmula