La decisión del Senado que este jueves suspendió de su cargo a la presidenta Dilma Rousseff era celebrada breve pero intensamente en algunos barrios de Sao Paulo, con petardos, ‘vuvuzelas’, gritos y cacerolazos.
«¡Fora Dilma, chao Dilma!», se oía desde las ventanas de los edificios en el rico barrio de Jardins, en la zona central de Sao Paulo, la ciudad más rica de Brasil y su corazón económico.
El estruendo de petardos lanzados al aire estremeció la fría y lluviosa madrugada, mientras algunos conductores hacían sonar las bocinas de sus vehículos por las calles semivacías.
Celebraciones similares se replicaron horas más tarde cuando la presidenta abandonó la sede del gobierno en Brasilia.
Fuente: El Economista