Nunca un Secretario de la Defensa Nacional había pedido perdón por un caso de tortura militar. Nunca las autoridades de Seguridad Nacional se habían volcado para disculparse por un hecho vinculado a una violación flagrante de los Derechos Humanos. Nunca un video había cimbrado al gobierno como ocurrió el jueves con la difusión del tormento a Elvira Santibáñez, en Ajuchitlán, Guerrero.
La disculpa oficial para ofrecer la garantía de que se trata de un hecho aislado, no de conductas frecuentes y menos toleradas por el aparato gubernamental, es resultado de la previsible andanada internacional en contra del gobierno de Enrique Peña Nieto, que tiene su talón de Aquiles en la violación sistemática de los Derechos Humanos.
Las disculpas ofrecidas muestran un avance, reconocen activistas sociales y organizaciones derecho-humanistas, sin embargo, resultan insuficientes.
El aparato oficial queda a deber una investigación profunda de todo lo que revela el video-documento; los dos militares detenidos y los tres policías federales investigados deben aclarar por qué recurrieron a la tortura, qué los llevó a tal exhibición de abuso, qué ganaban simulando la asfixia a la mujer sometida, si actuaron por iniciativa propia… y si fue la primera vez.
Las autoridades castrenses y policiacas también deben encontrar a quien grabó y difundió el video, dejar en claro cómo se documentó la práctica ilegal y repugnante, y cómo llegó a redes sociales y medios de comunicación.
Si la tortura a Elvira Santibáñez no se hubiese difundido, nadie estaría hablando de violaciones a los Derechos Humanos cometidas por integrantes de las fuerzas federales… ni el gobierno estaría “tragando camote”
¿En el fondo, el video prueba que desde la propia autoridad se sabotea el combate al crimen?
Si todo queda sólo en el castigo a los involucrados en un hecho deleznable, que no ha sido el primero ni será el último, todas las disculpas acabarán en cínica estrategia para salir del paso, con un tufo por demás desagradable.
El daño a la imagen del país que denigra al Ejército Nacional y a la Policía Federal no se resuelve sólo con disculpas. La violación de las leyes militares y civiles exige acciones de graves consecuencias.
Es lo que México debe comunicar a la sociedad, y al mundo, que suele reclamar al Presidente a donde quiera que va.
EL MONJE LEGALISTA: No dude usted que Elvira Santibáñez, la torturada, secuestradora y extorsionadora presa en Nayarit, quede en libertad por violación al “debido proceso”.