Lo que parecen ser unos tentáculos de 2.40 por 14 metros, realizados con tubos unidos de aluminio flexibles, de los empleados para ventilación, se desplazan por la semioscuridad de la primera sala del recinto.
Para Kaminer la pieza hace contacto con el inframundo, con esa parte a la vez positiva, pero negativa del ser.
El tema del inframundo es una preocupación fuerte en su obra: Diría que es parte de la preocupación de la sombra que lo es del inframundo. Aquí se iban a proyectar las sombras en el piso, pero en realidad este espejo que da el vidrio del piso más bien pidió que trabajara con el reflejo. Hay una pequeña evocación de sombras, pero ésta es como la parte no llevada a cabo del ser. Eso también es como una experiencia de estar en el vientre materno, de la muerte y la resurrección. El título de la pieza tiene que ver con el primer aliento de la vida.
El respiro del respiro cuenta también con una banda sonora, de cuatro pistas, hecha en el estudio de Eduardo Roel. Dos de las pistas son respiros del propio Kaminer, mientras los restantes son sonidos electrónicos que marcan un ritmo. La tubería está conectada a una bocina de manera por cuyo interior viaja el sonido; su vibración es percibida por el espectador si lo toca.
La pieza tiene iluminación especial con toques azules, color que se eligió pues se trata de una experiencia también nocturna; entonces, había que situarla igualmente en ese mundo.
–¿Cómo se inserta esta obra en su producción en general?
–Para mí es como una culminación del trabajo que he venido haciendo de los dibujos automáticos. Cuando vine a ver este espacio lo primero que se me ocurrió fue hacer un dibujo con los ojos cerrados, ubicándolo más o menos, y me dije: esta es la pieza que siento debe ir aquí.
Actualmente en mi pintura parto de dibujos automáticos, a veces con los ojos cerrados; luego, ya abiertos, como que los trabajo más para que no pase lo mental dentro de mi quehacer. A partir de esos dibujos construyo estructuras cuyas sombras luego proyecto y me sirven para hacer las pinturas.
La exposición Del viento y la piedra incluye un trabajo de Francisco Muñoz relacionado con las piedras talladas por el aire.
La Universidad del Claustro de Sor Juana se ubica en Izazaga 92, Centro Histórico. Del viento y la piedra concluirá el 23 de abril.
Fuente: La Jornada