Equipos de rescatistas trabajaban en una carrera contrarreloj para encontrar sobrevivientes de un potente terremoto de magnitud 7.8, mientras la cifra de muertos por el terremoto del sábado en Ecuador superaba las 400 personas.
Equipos de Ecuador y países vecinos se repartieron el lunes por la costa ecuatoriana del Pacífico para buscar a las docenas de personas aún desaparecidas.
En la ciudad portuaria de Manta, un grupo de unos 50 rescatistas que trabajaba con perros rastreadores, grúas hidráulicas y un taladro logró liberar a ocho personas que llevaban más de 32 horas bajo los escombros de un centro comercial allanado por el temblor, el más fuerte que sufre el país en varias décadas.
El primer rescate se produjo antes del amanecer, cuando una mujer fue extraída por un agujero de unos 70 centímetros cortado a través de concreto y acero. Los bomberos aplaudieron cuando la sacaron, desorientada y cubierta de polvo. Aunque dijo sufrir dolor, por lo demás se encontraba con buena salud.
En la cercana Portoviejo se produjo otra escena esperanzadora cuando una llamada desde un celular a un pariente sepultado por los restos de un hotel derruido guió a los rescatistas hasta Pablo Córdova, el recepcionista del hotel. Una vez fue extraído de entre los escombros, se le inmovilizó y trasladó en una camilla, con las manos alzadas en gesto de apreciación hacia los que vitoreaban la operación.
Juan Carranza, uno de los bomberos que dirigió el rescate en Portoviejo, dijo haber dormido sólo dos horas desde el sábado, y que no había dejado de trabajar desde que el país comenzó a temblar.
El canciller de Ecuador, Guillaume Long, indicó en Twitter que el lunes por la noche había ya sobre el terreno 654 rescatistas extranjeros y que se esperaba la llegada de más equipos el martes, lo que elevaría a 13 las nacionalidades implicadas en el rescate.
Estados Unidos también ha ofrecido ayuda, pero por ahora el presidente Rafael Correa, muy crítico con la política exterior estadounidense en América Latina, no ha respondido de forma pública.
La Cruz Roja española indicó que hasta 5.000 personas podrían necesitar alojamiento temporal por la destrucción de sus hogares, y 100.000 personas necesitaban alguna clase de ayuda.
Fuente: Azteca Noticias