El costo del programa Hoy No Circula es incalculable y la autoridad se ve cada vez más incapaz de resolver los crecientes problemas generados en década y media, agravados en unas cuantas horas de malas decisiones.
El plan de contingencia ambiental está a punto de ocasionar al gobierno de la Ciudad de México la peor crisis política, económica y social de la historia.
¡Aguas! con solo ver azul o verde lo que es negro y tormentoso.
La desolación popular, convertida en descontento y coraje está en ebullición. Los ensayos y errores –más errores que ensayos– avivan la furia ciudadana que pagará solito Miguel Ángel Mancera, quien por cierto nos recuerda a don José López Portillo, aquel presidente quien en su último “informe” pidió perdón a los pobres y lloró como mujer lo que no supo defender como gobernante.
No es con disculpas, pretextos, o repartiendo culpas, como se gobierna, sino con decisiones firmes, por impopulares que resulten.
¿Sabrá el Jefe de Gobierno que el poder desgasta?
No es impensable que en medio del caos los sesudos «asesores» de Mancera hayan imaginado una carambola de tres bandas para lograr el posicionamiento mediático de su jefe para consolidar la pretendida candidatura presidencial. Casi seguramente le habrán dicho que los ataques despiadados provienen de los enemigos políticos y los envidiosos que ven como despega.
Sí, Mancera despega, pero los pies del suelo. Por ejemplo, se equivoca al ofrecer transporte gratuito para “sobar” a los pobres cuando eso resulta una decisión vulgar y corriente del populismo más barato.
Mientras, el agobiado Jefe de la CDMX exige –respetuosamente– al gobierno federal no dejar sola a la chilanguiza dada la emergencia ambiental; lucha por sobrevivir a la metralla lanzada por la masa agraviada y no tragarse completito el “sapo” cuando al Estado de México le tocaría cuando menos la otra mitad.
¿Por cierto, alguien ha visto al escurridizo Eruviel, quien también se ve en la competencia por “la grande”?
EL MONJE CONTAMINADO: El Hoy No Circula –doble o sencillo– solo es un paliativo. Expertos demuestran que la calidad del aire se deteriora por múltiples causas, no solo por la circulación vehicular. También pesan los gases tóxicos emitidos por la industria, la generación de energía eléctrica a partir de combustóleo, la concentración de aterrizajes y despegues en el Aeropuerto, los rellenos sanitarios a cielo abierto, la falta de una red interurbana de transporte limpio, y la mala calidad de los combustibles. ¿Falta algo más?