Colaboración de Gabriel Casillas
El año pasado la inflación anual terminó el año en su nivel mínimo histórico: 2.1 por ciento. ¿Cómo es posible que esto haya ocurrido en un año en el que se registró una depreciación del peso frente al dólar de cerca de 17 por ciento. Por si todavía fuera poco, ahora inclusive hablamos de deflación conforme al último dato que se publicó recientemente. En este sentido, la semana pasada el INEGI publicó la inflación de la primera quincena de abril. El INPC (Índice Nacional de Precios al Consumidor) registró una caída quincenal de 0.34 por ciento. Cabe señalar que este dato sí fue una deflación, pero quincenal solamente, no anual como ha sucedido tantas veces en Japón en los últimos veinte años. La deflación quincenal que registró el INPC en México se debió principalmente a los descuentos que la CFE (Compañía Federal de Electricidad) ha instrumentado a las tarifas eléctricas cada verano en los últimos años. Con este número quincenal, la inflación anual se situó en 2.6 por ciento. Deseo dedicar lo que queda de este espacio a tres comentarios sobre la inflación: (1) Los descuentos de verano; (2) el efecto del tipo de cambio; y (3) qué podemos esperar para lo que resta del año.
(1) Descuentos de verano en tarifas eléctricas. Los descuentos que aplica la CFE se basan principalmente en las altas temperaturas promedio que llegan a registrarse en algunas ciudades del país durante el periodo primavera/verano y que por lo tanto, el uso intensivo de aire acondicionado (clima o abanico, como le llaman en algunas regiones de nuestro país), eleva significativamente el gasto en luz eléctrica de los hogares que ahí viven. Usualmente los descuentos se instrumentan en abril y mayo y se eliminan en octubre y noviembre. Estos descuentos varían cada año -entre otros factores-, de acuerdo al número de ciudades que logran obtener el descuento. Por esto varía el incremento quincenal y la contribución de este rubro en la inflación cada año. En el caso particular de la inflación de la primera quincena de abril, estos descuentos tuvieron una contribución quincenal negativa de 32.9 puntos base (-0.329 puntos porcentuales).
(2) Tipo de cambio. A todo esto, considero que una pregunta clave sobre la inflación de este año es ¿Dónde quedó el efecto de la fuerte depreciación del tipo de cambio peso-dólar del año pasado y de este año en la inflación? Como he comentado con anterioridad, no hay duda de que la ortodoxia económica (finanzas públicas sanas, política monetaria responsable, régimen de tipo de cambio flexible y sistema financiero estable y bien regulado), ha sido sustento de que el traspaso del tipo de cambio a la inflación haya disminuido significativamente en las últimas dos décadas. No obstante lo anterior, considero también que han habido dos aspectos que han sido clave para poder alcanzar el objetivo de inflación de del Banco de México de 3 por ciento: (a) El hecho que el peso se haya apreciado en el periodo 2011-2013, después de la fuerte depreciación que se observó en la crisis de 2008-2009. En mi opinión, esto logró disminuir el sesgo que se tenía entre la población de que «el dólar siempre sube»; y (b) una serie de cambios de «una sola vez», que en algunos casos han sido consecuencia de las reformas estructurales aprobadas. El año pasado, por ejemplo, el menor incremento de los precios de las gasolinas en el 2015, con respecto al 2014 (1.9 vs. 9.7 por ciento) y la disminución de las tarifas telefónicas restaron cerca de 100 puntos base de la inflación anual. Esto más que contrarrestó los efectos de traspaso del tipo de cambio que se observaron el año pasado, particularmente en bienes duraderos.
(3) La inflación 2016. En mi opinión, la inflación anual terminará este año muy cercana a 3 por ciento. De hecho, la proyección a la que el equipo de análisis económico de Banorte llegamos es de 2.8 por ciento. Este pronóstico se ubica dentro de los más bajos en las principales encuestas, en donde el consenso se encuentra en 3.2 por ciento, con un nivel mínimo de 2.7 por ciento y un máximo de 3.8 por ciento. ¿Cómo llegamos de la inflación de diciembre del 2015 (2.1 por ciento) al pronóstico para diciembre de este año (2.8 por ciento)? En resumen, de la siguiente manera: Anticipamos una contribución de 180 puntos base de traspaso de la depreciación cambiaria a inflación y de efecto de base de comparación. Eso sumaría una inflación de 4.9 por ciento. No obstante, pronosticamos que la disminución de 3 por ciento de los precios de las gasolinas, así como menores tarifas eléctricas (en general, no los descuentos de verano), así como de telefonía móvil podrían restar cerca de 110 puntos base, llegando al pronóstico de 2.8 por ciento, que se ubicaría por debajo del objetivo de inflación de Banxico por segundo año consecutivo. En pocas palabras, la inflación para este año continúa estando “bien comportada”.
*El autor es economista en jefe de Grupo Financiero Banorte.
Twitter: @G_Casillas