Para la víctima fue devastador. Su madre, María Fernanda Cruzado, decidió optar por la cultura de la legalidad y denunció, a pesar del miedo a la exposición pública y al escarnio social, a los agresores sexuales identificados como juniors o Porkys, jóvenes hijos de padres influyentes o funcionarios del gobierno de Javier Duarte.
Exijo justicia, un castigo para estos jóvenes, para que entiendan que sí hay un delito y que deben ir a la cárcel. Es la única manera que comprendan el daño que hicieron y el dolor que han provocado a mi hija, dice María Fernanda Cruzado.
Fuente: La Jornada