Haciendo guardia en el exterior y en los andenes, soldados armados y agentes de seguridad de la red de transporte de Bruselas patrullaban la estación, situada cerca de la sede de la Comisión Europea, donde el 22 de marzo explotó una bomba en un tren en plena hora pico, matando a 16 personas.
El acceso a las estaciones seguirá limitado a dos entradas, y la policía y militares continuarán garantizando la seguridad del subterráneo.
La portavoz de la empresa de transporte público de Bruselas (STIB), Françoise Ledune, dijo que la reapertura del servicio tuvo lugar sin incidentes, informó la agencia Belga.
Algunos de los transeúntes que volvían el lunes por la mañana a Maelbeek por primera vez desde los atentados se mostraban visiblemente conmovidos.
«Me late el corazón muy rápido, no me encuentro bien», dijo Hanan Attar, que sintió la explosión en su oficina el día de los ataques.
Muchos se paraban para leer mensajes como «Todos juntos» y «El más grande de todos es el amor» escritos en una pared por familias de las víctimas y sobrevivientes, que habían visitado antes la estación de forma privada.
Fuente: Excélsior