Colaboración de Ana Paula Ordorica
Hace 85 años Estados Unidos vivió la gran crisis económica de los 30s y luego la Segunda Guerra Mundial. Aproximadamente ochenta y cinco años antes el país atravesó por una sangrienta Guerra Civil. El norte en contra del sur y el gran tema de la esclavitud. Y si nos vamos cerca de 85 años atrás nos ubicamos en la Guerra de Independencia norteamericana.
Cada ochenta y cinco años ha habido un periodo en el que llegan sismos a sacudir la vida política, económica y/o social de Estados Unidos. Ahora no parece ser la excepción. Y esto no es solo por el éxito de la campaña de Trump. Gane o pierda la nominación republicana, su simple ascenso en las preferencias, lo que ha logrado movilizar y sus secuelas estarán en Estados Unidos presentes por algún tiempo.
¿Cuánto? Esa es una de las grandes preguntas. La otra es saber si lo que vemos hoy que enarbola Trump es simplemente el principio de una crisis mayor en EUA.
El fin de semana leía dos textos muy interesantes, uno de una periodista turca, deseando que Trump gane la presidencia. El argumento de Asli Aydintasbas para que Trump llegue a La Casa Blanca es que EUA empiece a comprender así lo que su país, Turquía, y muchos otros en el mundo están viviendo ahora. Una regresión democrática e incluso el ascenso de regímenes autocráticos.
Aydintasbas imagina una cumbre entre Recep Tayip Erdogan y un presidente Trump. O ese apretón de manos entre el magnate convertido en Jefe del Ejecutivo con otros mandatarios como el ruso, Vladimir Putin; el venezolano, Nicolás Maduro; o el líder de Azerbaijan, Ilham Aliyev.
Si tantos países viven este tipo de regímenes autoritarios y/o autocráticos y algunos de ellos incluso tienen vínculos o relaciones diplomáticas con EUA, qué mejor que tener a un Trump en La Casa Blanca para que los norteamericanos entiendan en carne propia lo que otros países han padecido por décadas.
El otro artículo, publicado en The Daily Beast, habla más o menos en el mismo sentido pero refiriéndose al posible entendimiento que un presidente Trump podría tener con el mandatario sirio, Bashar-al-Assad.
Pase lo que pase en noviembre, el hecho es que Donald Trump y también el candidato demócrata que sigue buscando desbancar a Hillary Clinton, Bernie Sanders, han destapado una Caja de Pandora.
La ideología moderada del centro parece perder adeptos en un Estados Unidos cansado de su clase política y de la forma como ésta se dirige a la población en general; se relaciona entre ellos y propone un futuro para el país. Lo que impera son los extremos que simpatizan con el lenguaje populista tanto de Sanders como de Trump.
La semana pasada entrevisté a Alan Stoga, Asesor Senior en Kissinger Associates, para Foro Global quien puso en números concretos el descontento de los estadounidenses y porque se han acercado a estos personajes ahora.
Comparó el PIB per capita de los estadounidenses con el costo de tener ‘el sueño americano’. Mientras el PIB ha estado cerca de los 52 mil dólares por los últimos veinte años, el sueño americano – que implica tener casa propia con una bonita cochera y sus dos autos, los hijos en la universidad y una o dos vacaciones al año que no son tampoco lujosas – cuesta 120 mil dólares aproximadamente.
El resultado: una sociedad endeudada en su mayoría y frustrada por este endeudamiento y por las exigencias de cumplir con este sueño.
Trump y Sanders podrán ir o venir pero este enojo y frustración permanecerán en tanto las cosas no se manejen de forma distinta en EUA. Sin cambio quizás Trump no sea más que la punta del iceberg de una crisis mucho más profunda por venir en Estados Unidos.
@AnaPOrdorica