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Lo cierto es que aprender a esperar no siempre resulta fácil. Pero hacerlo es importante, incluso para la salud.
Cuando nos impacientamos, sentimos frustración y aumentan los niveles de estrés y adrenalina.
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Pero existen otros peligros vinculados a la falta de paciencia que, al menos a primera vista, no resultan tan evidentes.
- Obesidad: Las personas impacientes tienen más posibilidades de padecer obesidad a largo plazo. Expertos han señalado que las personas impacientes tienen más probabilidades de ser obesas que aquellas que saben esperar, pues suelen alimentarse peor y consumir mayores cantidades de comida rápida, sobre todo cuando tienen fácil acceso a ella.
Pero además, la impaciencia constante -y su consecuente ira y tensión- hace que nuestro organismo libere adrenalina y cortisol, hormonas que pueden dar lugar a un aumento de peso.
La grasa acaba adhiriéndose a las paredes de nuestras arterias, aumentando al mismo tiempo la posibilidad de sufrir un ataque al corazón.
- Hipertensión: Cuando nos impacientamos, aumenta nuestro nivel de estrés y también la presión arterial. La Asociación Médica Estadounidense (JAMA, por sus siglas en inglés) incluye la impaciencia como un factor de riesgo de la hipertensión, incluso entre adultos jóvenes.
La hipertensión arterial «es una condición compleja que implica factores biológicos y dietéticos», aunque el estudio demuestra que «el comportamiento y el estilo de vida pueden jugar un papel fundamental en la prevención y el manejo de la patología».
La hipertensión es un importante factor de riesgo de enfermedades del corazón, del hígado y de accidentes cerebrovasculares.
- Envejecimiento: Por último, un estudio de la Universidad Nacional de Singapur y de las universidades norteamericanas de Berkeley y Pensilvania, recientemente publicado en Proceeding of the National Academy of Science, reveló que ser impaciente también puede acelerar el envejecimiento.
Según los investigadores (que sólo observaron este fenómeno en las mujeres) falta por averiguar si es la impaciencia la que acelera el envejecimiento o si, por el contrario, las personas con telómeros más cortos «saben», de alguna forma, que van a envejecer antes y desarrollan un carácer más impaciente.
Fuente: BBC