La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró este lunes que mantendrá su política migratoria a pesar del fracaso de su partido en las elecciones regionales del domingo, en las que la principal formación antiinmigración recogió el voto de descontento con el gobierno.
El portavoz de la canciller, Steffen Seibert, aseguró este lunes que «el gobierno federal mantiene con todas sus fuerzas el desarrollo de su política con los refugiados a nivel nacional e internacional».
«Se han hecho algunas cosas, otras están por hacer. En todo caso el objetivo es una solución europea común duradera para que el número de refugiados que llegan a cada país baje de manera considerable», añadió.
El partido de Merkel, la Unión Demócrata-Cristiana (CDU), quedó segundo en las elecciones de los estados de Baden-Wurtemberg (suroeste) y Renania-Palatinado (oeste).
En Sajonia-Anhalt (este) la CDU ganó, pero con el partido antiinmigración AfD pisándole los talones.
«Angela Merkel no se presentó en ninguno de estos tres estados, y sin embargo, las elecciones se decidieron en parte por su política» migratoria, que polariza como nunca a Alemania, afirma el periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung.
La generosa política de acogida de los migrantes impulsada por Merkel —1.1 millones de refugiados llegaron en 2015 al país— fue el tema central de los debates electorales. Alternativa por Alemania (AfD) consiguió un importante resultado en las tres regiones, de entre el 12 y el 24 por ciento.
El mismo domingo, altos responsables del gobierno descartaron que la canciller, en el poder desde hace diez años, cambie su política migratoria y limite el número de refugiados que pueden entrar en el país.
«Tenemos una línea clara en la política con los refugiados y la mantendremos», dijo Sigmar Gabriel, vicecanciller y presidente del Partido Socialdemócrata (SPD), socio de la coalición de gobierno.
El principal aliado político de Merkel, el presidente de la Unión Socialcristiana (CSU) de Baviera Horst Seehofer, dijo en cambio que se necesita un cambio de rumbo.
Fuente: El Economista