Colaboración de Gabriel Casillas
Este año se hablará mucho de las elecciones presidenciales en Estados Unidos que se llevarán a cabo hacia finales del año, el martes 8 de noviembre. Ya desde el año pasado los precandidatos de los dos partidos hegemónicos en EU, Republicanos y Demócratas, han hecho ruido en los principales medios de comunicación. En mi opinión, estas elecciones están atrayendo mucha más atención que varios comicios en el pasado debido a la participación de una plétora de precandidatos del partido Republicano, entre los que figuran personalidades como la de Donald Trump, quien ha ganado altos niveles de popularidad utilizando todo tipo de propaganda políticamente incorrecta, pero que deja ver el verdadero grado de ignorancia de una minoría de la población estadounidense, que se refleja en sus actitudes racistas y xenófobas. En este sentido, yo considero que si Trump llegara a ser candidato a la Presidencia por parte del Partido Republicano, la elección la tendrían ganada los Demócratas con Hilary Clinton, su candidata más probable. El proceso ya inició con los famosos “caucus” o elecciones primarias de cada candidato en febrero, para llegar a las convenciones Republicana y Demócrata en julio y finalmente a la elección el 8 de noviembre.
Sobre las principales corrientes políticas y económicas en que se fundamentan ambos partidos, lo que siempre se escucha y se lee en los principales medios de comunicación sobre quienes simpatizan con el Partido Demócrata en Estados Unidos –que se identifican con el color azul y cuya “mascota” es un asno o burro-, es que tienen pensamiento liberal. Si bien esto va de acuerdo con el apoyo de los Demócratas a la legalidad del aborto y el matrimonio de personas del mismo sexo, así como con una política exterior más negociadora y menos bélica, no concuerda con la corriente económica que predican. Si los Demócratas fueran auténticos liberales en el sentido económico, entonces deberían de tener como objetivo un gobierno chico –pocos impuestos, poco gasto público, pocos subsidios-, tener políticas de liberalización de los mercados y libre comercio internacional. No obstante lo anterior, no es así. En la parte económica se encuentran realmente alejados del liberalismo económico. Así, los Demócratas son más proclives a imponer regulación más estricta en los diferentes mercados, mayores impuestos y con características asimétricas dependiendo de la clase socio-económica (i.e. progresivos), propiciar el mantenimiento o inclusive el aumento del poder negociador de los sindicatos, así como instrumentar políticas de subsidios y transferencias a los individuos considerados más vulnerables.
De la misma manera, los Republicanos –cuya “mascota” es un elefante y los distingue el color rojo-, tienen una ideología conservadora en cuanto a querer ser “la mano fuerte” o “la policía del mundo” en el contexto de política exterior. Asimismo, se apegan a los valores religiosos -primordialmente cristianos-, estando en contra de los matrimonios del mismo sexo, así como de la legalización del aborto. No obstante el anti-liberalismo observado las ideas que acabo de mencionar, los Republicanos desean propiciar el libre mercado y por lo tanto se encuentran a favor de mínima regulación y muestran un sesgo a imponer restricciones a los sindicatos.
¿Por qué esta inconsistencia social y económica? Antes de intentar ofrecer una respuesta a esta interrogante, considero necesario comentar que pareciera que no importan mucho las ideologías de cada partido con las inconsistencias propias de algunos pre-candidatos, particularmente las de Donald Trump. Sin embargo, recordemos que si bien la figura presidencial tiene mucho peso político, los legisladores en ambas cámaras tienen un manejo más apegado a las ideologías con las que cada partido se identifica, por lo que considero que la pregunta continúa siendo relevante.
Regresando a la pregunta: ¿Por qué esta inconsistencia en los valores liberales que promueven ambos partidos políticos? En mi opinión, la respuesta fácil es que se debe a la doble moral que tan bien instrumentan nuestros vecinos del norte. No obstante, creo que la verdadera raíz de esta inconsistencia tiene que ver con el logro de la igualdad social, económica y racial versus conservar el statu quo. En este sentido, considero que los Demócratas quieren ser liberales en cuando a la igualdad social, pero justifican sus políticas no liberales en el tema económico al no observar igualdad en este otro campo. Asimismo, los Republicanos instrumentan políticas poco liberales a nivel social, pero desean libertad económica para no propiciar la movilidad social y conservar los poderes fácticos. De hecho, aquí es donde creo que irónicamente nace el espíritu que les permite ser conservadores a nivel social. Como reflexión adicional, creo que el disgusto actual por la clase política de EU –que ha propiciado que exista apoyo a per-candidatos como Donald Trump-, tiene que ver con esta inconsistencia, que al combinarse con la falta de educación y cultura de algunos ciudadanos, se puede volver un componente tóxico para la verdadera democracia de un país.
Dedico la presente columna a Doña Blanquita Díaz de Fernández, quien el día de ayer nos dejó a los 89 años de edad. Una señora con convicción, carácter y una fortaleza que no se observan a diario. Un ejemplo de vida, que combinaba un espíritu alegre con la estructura que permite tener logros y a su vez, adaptarse a la nueva realidad. Mi respeto y mi cariño a la familia Fernández Díaz.
*El autor es economista en jefe de Grupo Financiero Banorte.
Twitter: @G_Casillas