Las conclusiones se extrajeron después de hacer un experimento con ratas de laboratorio recién nacidas, a las que dividieron en dos grupos. A uno de los grupos se les sometió a una situación traumática en sus primeros nueve días de vida. Para ello, estresaron primero a su madre dándole menos materiales de los necesarios para que construyese un nido. Esta situación de estrés generó ansiedad en las crías. Al otro grupo se le dio alimento junto con agua con azúcar.
Después de quince semanas se estudió el hipocampo de las crías para ver cómo habían reaccionado. Las ratas que habían consumido azúcar y no habían sido expuestas al episodio traumático tenían cambios similares en el hipocampo.
Traduciendo esto a los humanos, los niños que sufren traumas durante la infancia, posteriormente desarrollarán episodios de ansiedad. Según este estudio de la Universidad de Nueva Gales del Sur de Australia, el azúcar tendría la misma consecuencia y recomiendan no dar a los más pequeños esta sustancia.
Fuente: Cuatro.com