¿Joaquín Guzmán está desesperado?; ¿La severa vigilancia lo ha quebrado?; ¿el infierno del Altiplano lo ha acobardado?
El peor delincuente de la historia mexicana está montado en una evidente campaña mediática para denunciar tortura, humillación, sometimiento, falta de atención médica, interrupción del sueño y todo tipo de violaciones a sus derechos humanos por parte del Gobierno.
Mediante el abogado José Refugio Rodríguez Núñez, y la esposa, Emma Coronel, el capo ha encontrado en prensa, redes, portales, televisión y radio las ventanas idóneas para contar “su” cuento “conmovedor”.
Ahora resulta que El Chapo “chillón” prefiere el aislamiento de cualquier cárcel en EU a los muros de hielo de la prisión del Altiplano. El terror de ser extraditado fast track a la Unión Americana de pronto se ha transformado en súplica a cambio de admitir su culpabilidad ante la justicia estadunidense. Hasta blofea con la posibilidad de un “arreglo” encaminado a relajar su condena para lo cual El Chapo dizque estaría dispuesto a cantar allá todo lo que ha callado acá; filtra que podría “colaborar” con la justicia estadunidense para “ventanear” a otros narcos y convertirse en testigo protegido a cambio de revelar santo y seña de las rutas del narcotráfico, y confesar vergonzosas complicidades con la clase política.
La queja amplificada del “interno” más famoso huele a plan con maña.
Representantes legales, familiares y misteriosos publirrelacionistas a sueldo del susodicho han diseñado el chapo drama para meter calambres al Gobierno Federal, que no está para “tafetanes”, como decía la abuela.
Es cierto, la autoridad juega con los protocolos de custodia dentro de los límites de las garantías individuales, a menos que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos llegue a opinar lo contrario.
Pero no se haga bolas. El Chapo, en realidad, no quiere viajar a EU sino presionar para “aflojar” la custodia que lo ahorca… y por eso “chilla”.
EL MONJE HAMBRIENTO: Seguramente usted estará de acuerdo en que Guzmán Loera es el “malandrín” más vivo y peligroso, capaz de aprovechar el mínimo descuido para volverse a fugar y poner otra vez en ridículo al sistema penitenciario. El Chapo es un dolor de cabeza y motivo de preocupación permanente. Muchos opinan que estaría mejor en una prisión gringa. Por lo pronto, los abogados del capo anuncian una huelga de hambre de familiares, amigos y “admiradores”, en protesta por las condiciones carcelarias e inhumanas que padece el célebre detenido.