Una interminable alfombra roja recibía a los invitados desde el acceso en el estacionamiento del Hipódromo de las Américas para conducirlos por un túnel que, tras subir unas cuantas escaleras, los dejaba en el infield del hipódromo, donde decenas de fotógrafos flanqueban la última recta de una red carpet reluciente que además gozó de un clima estupendo y la presencia de varias figuras.
Después de atravesar un lounge aterciopelado, los asistentes podían adquirir bebidas alcohólicas o comprar algo para cenar. Pero también en la oferta gastronómica había una marcada diferencia: tacos de camarón, gringas de pescado o ceviche eran algunas de las opciones que se ofrecían, mientras que en cuanto a licores solamente se servían los más caros, tequila Don Julio, whisky Jack Daniels (etiqueta negra por supuesto), ron Zacapa, o cerveza Stella Artois.
Adentro de una carpa blanca sostenida por estructuras semicirculares albergaban tres áreas para el público: los que lo tenían sobre el escenario de dos a 15 metros de distancia; los palcos, decorados con sofás, y la zona general, con asientos plegables tipo estadio que ocupaban la otra mitad de aforo.
Los gritos —recatados por cierto— explotaron cuando el logotipo de Alejandro Fernández (AF) apareció en la pantalla de leds, que anunciaba el inminente arribo de El Potrillo.
“Nuestro amor es así y al hacerlo tú y yo todo es más bonito”, interpretó el cantante quien, con Cóncavo y convexo, rendía tributo a uno de sus más grandes ídolos: Roberto Carlos.
Después llegó Se me va la voz, que fue coreada por toda la audiencia, a quienes les dio la bienvenida.
“Muy buenas noches Starlite México, qué rico poder estar aquí, en este festival que es tan importante para Marbella y que lo han traído a México.
“Me encanta estar aquí con mi raza y con mi gente, espero que se pasen una noche increíble”, pronunció ante la euforia de algunas de sus fans.
Después de Cuando digo tu nombre, Fernández pidió a la audiencia ponerse de pie para rendirle un homenaje a su amigo Joan Sebastian.
“Antes de empezar la siguiente canción, quiero que le demos un aplauso a un maestro que nos ha dejado un gran legado y que siempre vivirá en cada una de sus canciones, ¡Gracias Joan!”, señaló como introducción de Estuve.
Ataviado con un traje negro con pañuelo rojo y camisa blanca, Alejandro Fernández interpretó Qué voy a hacer con mi amor, en la que se sentó en una periquera. No se me hace fácil y Desahogo, nuevamente del brasileño Roberto Carlos, fueron los temas que empaparon el lugar.
Después llegaron Hoy tengo ganas de ti, Te amaré, en la que recordó a su amigo Miguel Bosé, Te voy a perder y Canta corazón, que pusieron a bailar y a cantar a las casi tres mil personas reunidas en el lugar.
“Quiero que se sientan como en la sala de su casa, espero que me ayuden a cantar está canción”, expresó antes de comenzar las estrofas de Me dediqué a perderte, que entonó en formato acústico para beneplácito de la gente.
Desde luego, durante la primera gala de Starlite México no podía faltar el mariachi.
En punto de las 22:20 horas aparecieron sobre el escenario 11 músicos, mientras que sus coristas portaban vestidos largos con los colores patrios y se escuchaba El carrete.
Ese “receso” fue utilizado por el cantante para ponerse el traje de charro, con el que regresó para cantar Dónde vas tan sola.
“¿De dónde es el mariachi? ¿De dónde el tequila?”, preguntó antes de pedir la solidaridad de todos los mexicanos.
“Ahora más que nunca tenemos que apoyar a México por lo que está pasando”, expresó antes de continuar la noche con Mátalas, Si tú te vas y Es la mujer.
“Antes de despedirnos, quiero tomarme un momentito para agradecerle a Dios por haberme dado una oportunidad de vida y estar aquí con ustedes. Gracias Dios.
“A mis padres por haber formado una familia y a mis hijos por ser mi motor. A mi equipo médico y a todos los que pidieron por mí”, añadió antes de presentar a sus músicos, a su mariachi y a sus ingenieros, que “son las personas que no ven.” “Y claro, a todos ustedes, mis confidentes.”
Después llegó No, de “uno de los mejores compositores que ha dado México”, haciendo referencia al yucateco Armando Manzanero.
La noche, en su momento culminante, encontró su camino hacia al final con Loco, Nube viajera y Niña amada mía, que le valió a Alejandro Fernández el título que su padre dejará vacante el 16 de abril, y que cerró con Sigo siendo el rey.
Fuente: Excélsior