Jorge Chato Vázquez volvió a México, con el resto del equipo de los Venados, con el momento que lo convirtió en el héroe de la novena tricolor muy fresco. Gracias a su cuadrangular en la novena entrada llevó a Mazatlán a su segundo título de la Serie del Caribe, siendo el verdugo de sus excompañeros de los Tigres de Aragua de Venezuela.
«Era el turno de la noche, el más importante de todos. Si no era ahí, yo sabía que después iba a ser difícil. Venezuela tenía un gran bullpen todavía esperando”, narra el sinaloense, quien jugó con Aragua hace unas semanas. “Pensaba en hacer un buen contacto, más que en el jonrón. Yo creo que los jonrones no se piensan, porque esos salen solitos. El ir y dar un batazo así, te marca para toda tu vida”.
El Chato conectó la bola y la mandó por encima de la verja, entre el jardín izquierdo y el central, poniendo el 5-4 definitivo a favor de los Venados en la final de la Serie del Caribe de República Dominicana.
«Es un sentimiento muy raro. De felicidad por el triunfo, que además era el cuarto en una final, en los últimos seis años. Pero también de tristeza por ver caer a los Tigres, un equipo al que le agarré cariño y que me trató como un pelotero de Grandes Ligas”, agrega.
Con el cuadro venezolano, Vázquez bateó en la postemporada para .400, con tres dobles, dos cuadrangulares y ocho carreras remolcadas en 12 encuentros. Además, como cuarto bate, se apuntó dos imparables, un jonrón, dos empujadas y un boleto en los dos juegos que disputó de la final ante Magallanes.
En enero pasado, el Chato dejó la concentración de los Tigres tras enterarse de la muerte de su padre.
«Al momento de recorrer las bases pensaba en él, en mi madre, que la pasó mal en todo este tiempo, y en mi familia”, complementa.
A la conversación se une el mánager de los Venados, Juan José Pacho, quien al igual que Benjamín Cananea Reyes, Francisco Paquín Estrada y el dominicano Eddie Díaz, ha sumado dos títulos con novenas mexicanas. Este último, de forma invicta.
«Fue un momento increíble. Desde que salió el batazo, sabíamos que el único que podía decidir un juego como este era el Chato Vázquez”, menciona.
Y así fue a final de cuentas. Vázquez definió el noveno título para México en el torneo caribeño y, aunque no resultó como el Más Valioso, dio la vuelta al diamante con una promesa cumplida: seguir jugando beisbol, tal como su padre quería. “Fue, sin duda, uno de los jonrones más especiales de mi carrera”, concluye.
Fuente: Excélsior