El Templo de Santa Prisca fue construido por José de la Borda y las pinturas fueron encargadas a Miguel Cabrera.
El arreglo a la bóveda, los cristales de la cúpula, las puertas, retablos y otros detalles de mantenimiento arquitectónico y artístico en el Templo de Santa Prisca de Taxco, en Guerrero, son posibles debido al trabajo de la Asociación Defensora de Santa Prisca.
Se trata de un grupo con 20 años de antigüedad dedicado a buscar recurso económicos para mantener en buen estado el edificio del siglo XVIII, construido por el minero José de la Borda (1700-1778); el inmueble más importante del lugar por su arquitectura y las obras de arte que resguarda.
A dicho grupo pertenece Elisa Vargaslugo Rangel, quien ha investigado a De la Borda y el templo que construyó, cargado de simbolismo religioso y con pinturas encargadas a Miguel Cabrera, algunas de las cuales se han podido restaurar.
“Hemos conseguido donativos a lo largo de los años con particulares y asociaciones internacionales, interesados todos en este lugar, a través de los que podemos mantener en buen estado físico el templo hasta el día de hoy”, comenta en entrevista Vargaslugo Rangel.
La investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala como una de las más importantes intervenciones la restauración de los 12 retablos, de los que aún faltan tres por atender.
“Pero esto también ha servido para tener nuevos estudios sobre los retablos, por ejemplo, el origen de los diseños en los vestidos de los personajes que ahí se plasman, los cuales fueron retomados por modelos que vinieron de España (…) es uno de los trabajos que ha comenzado apenas”, adelantó la investigadora.
La intervención de estos retablos se hace a través de un grupo de particulares que no forman parte de la asociación, pero tienen interés en el Templo de Santa Prisca y trabajan de manera aislada al colectivo.
Con 15 integrantes, la Asociación Defensora de Santa Prisca está activa y en busca de más apoyos para los arreglos necesarios; Vargaslugo Rangel señala que uno de los pendientes actuales, además de los retablos, es la reparación a la casa del cura.
Sin embargo, algunas de las acciones de mantenimiento que numera la investigadora desde la fundación de la asociación está el arreglo a la bóveda, que dice se encontraba agrietada y fue posible conseguir los recursos para su restauración.
“También se arreglaron las puertas de la entrada, que se sabía que algunas partes estaban hechas de hoja de oro y se dejaron igual como estaban originalmente (…) tardamos en cambiar los cristales de la cúpula que se rompieron por un fenómeno natural que hubo, pero conseguimos los recursos y los cambiamos”, relata la investigadora.
Agrega que ante la falta de recursos, la asociación no cuenta con un programa específico de acciones y de manera mensual hay reuniones en las que se dan cuenta de las necesidades del templo.
“De esta manera es como trabajamos, conforme van saliendo las necesidades del templo (…) hace algún tiempo nos pidieron pinturas de Cabrera (Miguel) para una exposición y gracias a que la prestamos fue posible su restauración, así vamos trabajando”, comenta Elisa Vargaslugo.
Fuente: Crónica