Científicos de la Universidad de Granada (UGR) y la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) han demostrado que las personas que sufren un proceso de desahucio de su vivienda habitual, ya sea de alquiler o en propiedad, presentan una peor salud física y mental que la población general.
Ampliar foto Concretamente, enfrentarse a una ejecución hipotecaria multiplica por 13 las probabilidades de tener mala salud percibida (el 57,3 por ciento de los hombres y el 80,9 por ciento de las mujeres que participaron en el estudio informaron de mala salud), incrementa hasta tres veces la probabilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular, y casi dos veces la de consumir tabaco. También se observa una mayor proporción de personas con depresión, ansiedad u otros trastornos mentales entre las personas desahuciadas.
Además, las mujeres que experimentan un proceso de desahucio muestran un peor resultado en todos los ítems analizados por los investigadores que los hombres según esta investigación, que se publica en el último número de la revista Gaceta Sanitaria. Estudio con 205 personas desahuciadas En este trabajo pionero participaron un total de 205 personas en proceso de desahucio, de las que el 59,5 por ciento (122) eran mujeres y el 40,5 por ciento (83) hombres.
El 43,4 por ciento de los hombres y el 55,7 por ciento de las mujeres tenían edades comprendidas entre los 36 y los 50 años, observándose más jóvenes y más mujeres en comparación con la población andaluza. La mayoría de las personas que se habían enfrentado a un desahucio y participaron en este estudio se encontraban en situación de desempleo (74,4 por ciento de los hombres y 53,9 por ciento de las mujeres).
Muchas de ellas tenían estudios secundarios, aunque en el caso de las mujeres, también universitarios. Para el 45,8 por ciento de los hombres y el 42,5 por ciento de las mujeres, los ingresos totales mensuales en el hogar eran inferiores a 500 euros. El equipo investigador realizó un estudio transversal, mediante una encuesta administrada por personal entrenado a las personas afectadas por el proceso de pérdida de la vivienda habitual que participaron en el estudio.
Todas ellos habían asistido, en al menos una ocasión, a las asambleas semanales de la Plataforma Stop Desahucios en la ciudad de Granada y su Área Metropolitana. Más fumadores y sedentarios El estudio de la UGR y la EASP reveló que el consumo de tabaco es más frecuente en los hombres que se han enfrentado a un desahucio (56,8 por ciento) y en las mujeres (48,2 por ciento) en comparación con la población general andaluza (42,5 por ciento y 29,8 por ciento, respectivamente), siendo la diferencia entre las mujeres de ambos grupos superior a la observada entre los hombres.
Además, hay un mayor porcentaje de personas totalmente sedentarias en su tiempo libre entre las que se han enfrentado a un desahucio (50,4 por ciento de mujeres y 35,8 por ciento de los hombres frente al 28,6% del resto de las mujeres andaluzas y el 23,0 por ciento de los hombres). También es menos frecuente el consumo habitual de fruta entre las mujeres y los hombres que han sufrido un desahucio (68,3 por ciento y 50 por ciento, respectivamente), con resultados similares para el consumo de verduras y hortalizas (62,2 y 62,7 por ciento, respectivamente).
«Dada la importancia de la vivienda y de las políticas vinculadas a ella como determinantes de la salud, resulta necesario seguir investigando y generando nueva evidencia sobre la salud y los desahucios desde diferentes aproximaciones metodológicas para una mejor comprensión del fenómeno», advierten los autores.
Fuente: 20 Minutos