Como un golpe duro al régimen peñista se lee el último editorial Queremos Paz, publicado por el semanario Desde la Fe, órgano de comunicación de la Arquidiócesis Primada de México.
El editorial se lee como un desafío clerical, como una soflama para enardecer los ánimos: “…el clima de violencia que se vive en el país no es un tema que se haya ocultado al Papa Francisco”. El órgano de difusión eclesiástico advierte que los obispos de México mantuvieron informado al Obispo de Roma del negro panorama que ensombrece a nuestro país.
“Su Santidad estará en lugares violentos, pobres y miserables del país, y los gobernantes no pueden tapar el sol con un dedo”. Se acusa al gobierno de echar la basura debajo de la alfombra roja, que suele ser usada lo mismo para la diplomacia que para el espectáculo…
El Papa Francisco no llegará a un Estado en paz sino todo lo contrario.
“La misión no está cumplida”, sentencia, mordaz, el editorial católico; “los mexicanos queremos paz, necesitamos la verdad, no la burocracia numérica”; reclama por más de seis mil niños y adolescentes desparecidos por el crimen, y la incapacidad oficial para rescatarlos, dejando que padres y familiares de las víctimas asuman lo que Ministerios Públicos no han podido lograr.
El editorial de la Arquidiócesis también acusa la violencia rampante contra mujeres; cita algunas cifras: 559 muertes en Jalisco entre 2012 y 2015, la desaparición de 400 niñas y adolescentes en los municipios conurbados pobres y violentos de Ecatepec, Ciudad Neza y Chimalhuacán.
A las cifras duras súmese precisamente el clima de impunidad derivado de la desaparición de los 43 de Ayotzinapa y la matanza de Tlatlaya, ambos casos denunciados por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, respaldado por la orden jesuita a la cual pertenece el Papa, distanciada de Enrique Peña Nieto desde aquel encontronazo con estudiantes de la Ibero que casi descarrila la campaña presidencial de 2012.
Queda claro: el editorial de la Arquidiócesis no aconseja al Papa bendecir los anhelos oficiales.
EL MONJE APOSTADOR: Esa vez sí importará políticamente lo que diga o no diga el Papa. El gobierno espera un espaldarazo en tiempos turbulentos. Lo ideal para el régimen sería que el viajero se limite a pronunciamientos pastorales y temas sociales delicados enunciados de manera abstracta. Otros esperan discursos concretos, incómodos, sustantivos y vigorosos. Veremos quién gana entre la diplomacia y la soflama con sotana.