La directora general adjunta de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Helena Semedo, dijo que “tenemos que ayudar a conservar fármacos que salvan vidas”.
El uso excesivo e indebido de los antibióticos y otros agentes antimicrobianos promueve el aumento de la resistencia entre esos mismos microbios que causan las infecciones y enfermedades y que en principio debían suprimir, y amenaza con revertir un siglo de progreso en la salud humana y animal, explicó Semedo.
Señaló que aparte de las consideraciones sobre la salud humana, la aparición de microbios resistentes a los antibióticos y otros agentes farmacéuticos amenaza la salud de los animales y por lo tanto tiene un impacto en los medios de vida rurales y la seguridad alimentaria.
“La AMR es una amenaza global que en este mundo interconectado, no pueda ser resuelto sólo en Europa”, advirtió Semedo a los ministros europeos de Sanidad y Agricultura reunidos en una conferencia sobre resistencia antimicrobiana en Ámsterdam, Holanda.
La Conferencia de gobierno de la FAO pidió en 2015 una acción urgente -a nivel nacional e internacional- para responder a la creciente amenaza de los patógenos resistentes a los fármacos en los sistemas de producción alimentaria mundiales, tanto terrestres como acuáticos.
Según la FAO, aunque la resistencia se desarrolla como parte de un proceso natural de adaptación, se ve agravada por el uso inadecuado de los productos farmacéuticos.
La prevalencia de la resistencia en el sector agrícola es en general más alta en las especies animales criadas en sistemas de producción intensiva, dijo el organismo.
El manejo de las enfermedades es uno de los retos difíciles -junto al cambio climático y la urbanización-, a los que se enfrenta el mundo, ya que debe aumentar la producción de alimentos para alimentar a una creciente población que se espera llegue a 10 mil millones para 2050, explicó Semedo.
La AMR es una tendencia que los organismos –a menudo las bacterias, pero también hongos y parásitos- tienen para adaptarse a los fármacos diseñados para eliminarlas. El uso de estos fármacos se extiende más allá de los seres humanos y otras especies animales; por ejemplo, la oxitetraciclina, -un antibiótico de uso común- se usa actualmente en los naranjos al decaer el uso de plaguicidas.
Fuente: Notimex