Carlos Jiménez, reportero del diario La Razón, platicó con José Cárdenas acerca de las armas encontradas tras el motín en Topo Chico
Más de 100 cuchillos —algunos similares a un hacha, otros tipo comando— decenas de barras metálicas con las puntas afiladas, serruchos, seguetas, navajas, llaves de tuercas, martillos, mazos… todo forma parte de lo que la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) y las autoridades de Nuevo León decomisaron a los reos del penal de Topo Chico.
Todas estas herramientas y armas fueron utilizadas por los internos la noche del miércoles y la madrugada del jueves pasado para atacarse durante el enfrentamiento, en el que fueron asesinadas 49 personas, de acuerdo con reportes a los que tuvo acceso La Razón.
La tarde del jueves, horas después del motín, agentes de la Policía Federal y de la Fuerza Civil del estado catearon dentro de las celdas, bodegas, salones, talleres, tiendas, baños y patios del lugar.
Lo primero que hallaron los agentes fueron los lujos con los que vivían algunos reos. Sin embargo, una vez que comenzaron a buscar, encontraron todas las herramientas que tenían los reos y que eran usadas como armas.
Para tratar de evitar que los agentes las hallaran, los convictos las escondieron bajo sus camas, dentro de los escusados, en los tubos del drenaje, enterradas en los campos o en agujeros que hicieron en las paredes y taparon con pósters.
Los uniformados que catearon el lugar revisaron en todos estos lugares y fue así como fueron sacando una a una, pinzas, cuchillos, navajas, barretas metálicas, desarmadores, pedazos de vidrio… y demás objetos que están prohibidos dentro del centro penitenciario de Nuevo León.
Entre las cosas que hallaron, había algunas barras metálicas dobladas en forma de “U” que ahora saben, eran usadas por los reos para colocarse tras sus rivales, tomarlos por el cuello y asfixiarlos.
Fue el miércoles poco después de las 11 de la noche, cuando el reo identificado como Iván Hernández, El Credo y su grupo tuvieron un enfrentamiento con hombres de Juan Pedro Saldívar, El Z27.
Ambos buscaban quedarse con el control del penal. Los leales a El Z27 buscaron asesinar a El Credo, quien, según las autoridades, en ese momento se encontraba en su celda de lujo, junto con una mujer acostados en su cama king size. Gracias a que su gente se enfrentó a la de El Z27, es que lograron salvarlo.
Aunque las autoridades tenían ya reportes de que custodios y funcionarios del sistema penitenciario permitían todas las anomalías dentro del centro, fue sólo hasta que se registró el enfrentamiento que acudieron para controlarlo.